→ ESCUDOS

Los territorios tomados por el Parlamento son los que, a la sociedad en general, prometen seguridad y tranquilidad. Estos se encuentran custodiados por policías y militares por igual, sin contar a los grupos de centinelas, que aunque no numerosos, se mezclan entre las personas, siempre atentos a cualquier información que pueda circular. Cabe destacar que estos lugares, así como pueden ser públicos, también pueden esconder los secretos expuestos a la vista, como una ilusión que nadie es capaz de percibir. No sería un error decir que mientras más militares en una zona mayor valor hay en esta y, no tiene nada que ver con los habitantes.

Los Anarquistas siempre se han caracterizado por pasos silenciosos, medidas controladas y manipulaciones bien dadas. No es de extrañar que los territorios tomados por ellos den una apariencia ambigua. Neutrales, bajo el control de grupos que se dicen peligrosos, pero bajo las sombras, moviendo los hilos del control están los Anarquistas, sus miembros más destacados, los más confiables. Y a la cabeza, desde un lugar privilegiado, su líder sabe jugar sus cartas en los lugares bajo sus reglas.

Los territorios marcados por los Terroristas son aquellos que, por mucho poder militar y control policial, siempre están llenos de violencia o peleas que mancharán las calles de sangre. Tienen control sobre casi todo el distrito de Lucinthul, haciéndose de respetar con las armas y la fuerza bruta, marcando sus reglas sin importarle que tanto daño puedan hacer. Nacidos en guerra, disfrutan de provocarla por más mínimo que fuera el asunto y es por esa misma razón que cualquier lugar tomado por ellos se verá plagado de problemas.

Marcando en su totalidad el distrito de Escanthia, por el momento Arconte tiene un alcance limitado en cuanto a sus territorios tomados, sin embargo, eso es algo que puede cambiar a futuro. Es bien sabido que los territorios tomados por los ángeles son protegidos, custodiados en su totalidad, brindando la tranquilidad, un escape de la realidad, de la guerra. Son lugares pacíficos, silenciosos sin llegar a lo desagradable, un paraíso terrenal que tiene como propósito salvar y proteger a los que tienen una segunda oportunidad en aquel infierno.

Los humanos han avanzado, han comenzado a ganar terreno perdido en medio de esa guerra que empieza a tomar forma cada vez más tangible. Aun sin ataques directos, sin exponerse innecesariamente, han sabido moverse y jugar las cartas que una mala mano les ha dado. Sus territorios en la actualidad son los que se han extendido por debajo de los cimientos de tan podrido mundo, escarbando en las profundidades para hacerse de un hueco, una protección a la cual recurrir cuando la batalla les alcance por completo. Pero eso no significa que el futuro no le sea prometedor.

Lyritus fue una isla neutral durante la gran guerra, moviéndose por debajo de la devastación, inclinando su balanza hacia el líder de mayor alcance. Fueron convenientes, supieron moverse para subsistir y crear una sociedad prospera de amplios recursos. Sin embargo, en la actualidad, la alianza con el Parlamento es lo que sirve de mutuo beneficio para un crecimiento aun mayor, aún más lejano, aún más amplio. Pero sus territorios destacados siguen siendo aquella isla perdida en los mares de Oceanía, aquella que solo es encontrada cuando nada puede ser encontrado. La que tiene su camino en los pasos perdidos.

Punto muerto, neutral, vacío, tierras de nadie que están esperando ser reclamadas, o no. Muchos de estos lugares no tienen dueño, pasando de un control a otro que no vale la pena marcarlos permanentemente. Otros, más escasos, tienen líderes que no están a favor ni contra nadie, que se mueven únicamente por su conveniencia y placer. Con el pago justo, la remuneración o los beneficios adecuados su escudo puede cambiar para satisfacción de los líderes que desean alzarse con la victoria. Pero nadie puede salir engañado, estos lugares nunca tendrán una inclinación permanente.