❅ MYSTOGAN

Sebastian Felix Hueber
26 años aparentes | reales desconocidos
Masculino
Demisexual
Nigromante
Hitman
Ingles
Euphium


Es silencioso, un misterio, una incógnita en sí mismo. Sacarle palabras de sus labios es una proeza que pocos han tenido el placer de lograr, con una mirada penetrante que puede transmitir tanto y tan poco, que con solo la debida atención podrás ver más allá de las acciones que con elegancia y parsimonia va llevando adelante. No es alguien que se haga notar con mucha facilidad, mucho menos busca la miradas de las personas sobre él, alguien que pasa desapercibido, una sombra, un ente que se mueve entre la sociedad apenas siendo detectado. Tal vez lo recuerdas, tal vez te lo cruzaste y no puedes lograr que tu mente recuerde su nombre ¿te lo dijo alguna vez? Seguramente lo habrás escuchado entre murmullos, con voz suave, firme pero que apenas lograste captar; pero se perdió en tu mente junto con su imagen, su rostro y la expresión que al momento de presentarse tuvo. Sebastian es una sombra, el misterio que poco conocimiento da a la sociedad, alguien que se mueve sin ser detectado, que se olvida con la misma facilidad con la que se le puede encontrar; alguien que se mantiene apenas instantes en la memoria de las personas. Y no es por coincidencia, él sabe, conoce los métodos para no ser más que una sombra en medio de la bruma de recuerdos. Si a final de cuentas es ese su método para sobrevivir.

No es alguien hablador, es de los que escuchan, los que examinan, los que comprenden y entiende más allá de lo que muchos están dispuestos. Con una paciencia infinita, alguien que no reprocha, que es difícil lograr sacar de sus casillas, alguien a quien nunca veras perder los estribos, que se mueve y se comporta como un verdadero espíritu errante en medio de la sociedad, de todas formas ¿no fue criado por tales? Alguien que se formó entre las sombras, entre lamentos y llantos de los perecidos, que convive con la vida y la muerte a partes iguales. Con expresiones faciales vagas, es alguien que muestra lo que desea y oculta más de lo que muchos podrían alguna vez imaginar. Es relajado, calmado, rosando la indiferencia pero sin alcanzar la frialdad de un ser sin sentimientos; siente, por supuesto que siente ¿pero tu como puedes saberlo? ¿Cómo puedes estar seguro? Él no te lo mostrara, no te lo dirá, no expondrá su interior tan fácilmente, no es un show, no es una estrella, se mueve tras bambalinas solo observando el espectáculo desde atrás, disfrutando lo que pocos pueden ver en la realidad. No se puede decir que es raro verlo sonreír, es amable, es agradable, puede darte una cómoda plática sin demasiado esfuerzo. Tal vez, con suerte, lo encuentres en medio de la ciudad, alguien que puede ayudarte sin necesidad de una recompensa, que extiende la mano sin intenciones más allá de no dejar sucumbir a los seres de su alrededor. Pero, ¡vamos!, no intentaras aprovecharte ¿o sí? No te atrevas a intentarlo, no podrías, ¿Cómo? Si él no te daría la oportunidad. Es una criatura mucho más peligrosa de lo que podrías imaginar, aquel que entre sus manos se encuentra la magia negra, la magia prohibida, aquella capaz de traer una vez más a seres que perecieron, traerlos, hacerlos caminar de la forma más aberrante posible. ¿Quieres provocar a quien camina entre la vida y la muerte?

Pero no has de asustarte, mucho menos creer que Sebastian es alguna clase de bestia insaciable de sangre y dolor, que trabaje matando gente no quiere decir que disfrute hacerlo. Tampoco le desagrada. Le es irrelevante, indiferente, es un trabajo a fin de cuentas, con lo que subsiste, con lo que se mantiene. Y no teme admitir, sin importarle sonar cruel, que tarde o temprano la muerte nos llega a todos, tarde o temprano, de formas más agradables o desagradables, esta como nuestra cruel acompañante elige hasta donde hemos de llegar. Pero eso no lo hace ser un desgraciado que no le importa tomar una vida en favor de la diversión o el disfrute de otros, ¿lo crees capaz? Es un asesino con respeto por vida ¿irónico? Si, bastante. Pero no es algo que le importe, que le perturbe o le afecte. Él sabe lo que hace, como lo hace, como lo lleva adelante, le ha servido en los últimos años, lo ha puesto en práctica, lo ha tomado como un camino que se niega a dejar. Sin embargo es alguien bastante sociable, que tiene facilidad para entablar un contacto rápido, fácil, discreto pero útil. Ten cuidado cuando una sonrisa se extendiendo por sus finos labios, por más mínima que fuera, porque si él desea le revelaras tus más profundos secretos ¿y cómo no? Es amable, es jovial, es bromista y optimista ¿no me crees? Atrévete a conocerlo, acércate en medio de la calle o incluso cuando trabaja, te recibirá, por supuesto, con una sonrisa, te atenderá, te escuchara, te analizara y tomara de ti lo que sea necesario, lo que le interese, lo que necesite. Y no lo notaras, porque detrás de esa sonrisa no puedes ver nada más de lo que él está dispuesto a mostrarte.

Sin embargo, cabe mencionar con especial sinceridad, que Sebastian es una criatura que ha sido criado por espíritus errantes, entes que no han tenido lugar en el infierno al que debieron ir, alguien que se vio tocado por la muerte mucho antes de tener consciencia de esto. Y no debería extrañarte, si logras permanecer a su lado por el tiempo suficiente, que por momentos pareciera perderse en sus pensamientos, en los recuerdos que por segundos le atormentan poco antes de desaparecer. Incluso las figuras que a la distancia puede vislumbrar, aquellas que tú no ves, pero que él tan bien puede identificar. Pero no te alarmes, que es difícil para él comunicarte tal suceso, incluso tomara días, años, una eternidad en que puedas darte cuenta. Pero no insistas demasiado, no provoques, no presiones más de lo que tienes permitido. Que Sebastian no se muestre ofuscado con facilidad, que no caiga en las provocaciones con facilidad no quiere decir que no tenga su temperamento. Porque sigue siendo un sujeto peligroso, alguien que puede arrancarte la vida y condenar tu alma a su eterno servicio ¿Qué? ¿Lo dudas? Aun es un Necromantico, un mago que entre sus dedos recae la magia oscura.

Ten cuidado cuando sonríe; no sabes lo que sus ojos ocultan.


Cuando lo piensas con detenimiento, cuando intentas buscar en tu mente algún hecho, un recuerdo ínfimo sobre tu pasado solo puedes vislumbrar la oscuridad y pútridas paredes de una habitación en decadencia. Te estremeces aun cuando no son más que imágenes borrosas que no duran más que pocos segundos, te encoges en ti mismo temiendo que estas regresen con más fuerza, aun cuando tú las has evocado. Pero sabes que no volverán, que se pierden en tu inconsciente, que se van sepultando cada vez más a medida que el tiempo avanza; no se borran, nunca podrían ser borradas, pero se evaporan, si se hunden cada vez más en tu memoria. Porque tú, en su momento, así lo elegiste. Lo sabes, notas con facilidad tu propia magia en tu cuerpo, como aquel hechizo que ya no recuerdas aun está presente, tan fuerte, más fuerte que antaño. Pero a veces falla, o al menos eso sientes, cuando con esfuerzo puedes recordar los llantos, los murmullos mundanos que inundan aquella oscura y tétrica habitación.

Tú no lo recuerdas, te has obligado a no recordar, aquel orfanato donde fuiste a parar cuando te abandonaron, el lugar donde creciste. El infierno donde te viste obligado a forjarte. Los lamentos, los gritos y los susurros quedaron en tu mente, en tu memoria como el canto de una pesadilla. L aterradora realidad de la que, una y otra vez, intentabas escapar. Las sombras, las personas iban perdiendo su forma, eran entes oscuros a tu alrededor, vacíos que lentamente se perdían en el tiempo. Pero tú no lo recuerdas, así como tampoco recuerdas el duro choque con la realidad. Porque ese lugar donde creciste, aquella vieja casa que parecía caerse a pedazos cada vez con mayor fuerza, ese tétrico y frio lugar donde creciste entre sucias y rotas sabanas que no podían protegerte del frio. Ese lugar lleno de almas que te acompañaron en tu crecimiento.

¿Cuándo te diste cuenta, realmente? Cuando dejaste de ver lo que aquellas entes fueron para ver lo que eran, para ver fantasmas, espíritus a tu alrededor. Almas atormentadas que solo depositaban en ti los últimos deseos antes de su muerte, escuchaste su lamento, escuchaste sus susurros, fuiste arrullado por sus gritos agónicos. Sebastian, fuiste criado, fuiste protegido por las almas que tenían el paso negado al paraíso, por quienes se vieron desterrados del infierno; y quisiste olvidar, la realidad fue demasiado, mucho más de lo que podías soportar. Cuando chocaste con un mundo real, con personas reales, vivas, no podías olvidar, no podías dejar tú pasado atrás. Te sentías dividido, sofocado por una existencia rodeada de almas atormentadas. Te obligaste a olvidas, sellaste lo que fuiste, lo que viviste ene lo más profundo de tu mente. Era lo mejor, te convenciste, mientras de tus labios salían los dichos para el hechizo que te haría olvidar.

Recuerdas con imprecisa claridad haber llegado hasta Euphir Virietum, recorrer la ciudad, empezar desde el más oscuro rincón de Sibenton, fuiste ascendiendo con paciencia, con lentitud. Te encargabas de que cada paso que dieras fuera sólido, seguro, firme. No te permitías caer, no te permitías ser consumido por aquella ciudad; debías sobrevivir. Subsistir. Vivir en aquellas tierras que devoraban a los incautos. Para cuando llegaste hasta Euphium ya tenías una clara reputación que te precedía, pero sabias moverte entre las sombras, como si siempre hubieras estado entre ellas. Y, tal vez, que en una de aquellas tantas ocasiones que la viste caminar entre las calles, captando tu atención a pesar de tu expresión indiferente. Sin embargo fueron una… dos, ¿tres? Veces que se iban perdiendo en el tiempo.

Pero, como siempre, los recuerdos se consumen en la bruma de tu mente.


Creación de portales. Es la capacidad de crear agujeros de gusanos o similar, discos de portación u otros portales espaciales para el trasporte entre dos puntos a través del tiempo, el espacio y/o las dimensiones.
Es capaz de crear portales, tales como agujeros de gusano, que le permiten moverse de un lugar a otro. Ya sea un espacio, el tiempo o, incluso, dimensiones, a su placer.
Para poder crear un portal correctamente debe tener conocimiento del lugar al que desea transportarse. Es decir, no puede hacer un pasaje al futuro, no puede moverse hacia un espacio del que no tiene conocimiento o imagen mental de algún tipo. Tampoco puede moverse hacia dimensiones que desconozca existencia precisa.


—En su rostro esta la marca del hechizo que uso en sí mismo, uno que fácilmente hace pasa por tatuaje, que con el pasar del tiempo parece marcarse con mayor intensidad, aunque existen momentos en que este parece suavizarse. Sabe lo que representa pero nunca le ha interesado disolverlo; sabe que si ha sepultado su propia memoria fue por una razón justa.
—Sus memorias parecen ir y venir, siempre enlazadas con el estado actual de la marca en su rostro. Sin embargo las imágenes que llegan a su mente son borrosas, difusas e incomprensibles.
—Sus padres fueron asesinados poco después de su nacimiento, dejándolo solo.
—Durante los primeros diez años vivió en un orfanato, o lo que fue uno, puesto que había sido ocultado por su madre en aquel edificio que yacía abandonado. Las personas que le criaron, que le acompañaron durante esos años, eran los espíritus, las almas atormentadas de quienes habitaron alguna vez aquel orfanato. No fue hasta mucho después que se dio cuenta.
—Tuvo que sellar su mente para poder integrarse correctamente a la sociedad, puesto que le era difícil —imposible— poder discernir entre quienes eran espíritus y quiénes no.
—Empezó a trabajar como Hitmen más como una necesidad que elección, la muerte había dejado de afectarle, si es que alguna vez lo hizo. El empezar con aquel trabajo fue la salida para poder sobrevivir en aquella ciudad.
—Conocido en el bajo mundo como Mystogan.
—Cuando trabaja suele llevar su rostro cubierto, apenas dejando visible sus ojos. Como un medio de protección, para evitar ser reconocido por otros.
—Suele trabajar como camarero en algunas cafeterías, ocasionalmente, temporalmente. Todo depende de sus ánimos. En otras ocasiones simplemente vaga sin objetivo alguno.
—Vive en un departamento modesto en los suburbios de la ciudad.
—Su nombre, sin saber una exacta procedencia, no han sido más que los constantes murmullos, los llamados de su infancia. No recuerda de donde surgió.


Jellal Fernandes
Fairy Tail