★ EVENING

Kurosawa Yamato
17 años
Masculino
Pansexual
Metamorfo
Executor
Japones
Euphium


Le ves, con una sonrisa entre sus labios, con aquellos gestos elegantes, confiado, seguro de sí mismo. Te atrae y no puedes diferenciar si es su aspecto, su voz, su actitud o una mezcla perfecta de todo. Pero no te resistes, Yamato se presenta como el perfecto muchacho que toda jovencita desearía tener de pareja, el hijo que todo padre estaría orgulloso de llamar su hijo, el alumno que todo profesor quisiera tener. Es perfecto ¿no te parece? Con esa sonrisa entre sus labios, con aquella actitud que te atrae cual abeja a la miel, ni siquiera puedes concebir la idea de que a alguien pueda caerle mal, alguien que lo desee tener lejos y es que ¿Cómo no puede caerte bien? Con esa sensación de que puedes hablar horas y horas con él, de que tus más profundos secretos pueden ser contados y resguardados, porque sabe que no hablara de más, lo notas en sus gestos; lo presientes. Cierto, Yamato, a simple vista, es el muchacho perfecto. La imagen que la sociedad ha concebido para un perfecto estudiante, responsable pero alegre, serio pero divertido, sociable pero respetuoso. Lo ves reír entre sus amigos, esos compañeros de sus clases, de los clubes deportivos, con quienes comparte parte de su tiempo. Lo ves hablar con propiedad cuando a una autoridad se dirige. Incluso cuando rechaza una confesión ¡el desgraciado lo hace de forma que no puedas odiarlo! Es… demasiado perfecto ¿no crees?

Pero tal vez deba comunicarte que aquello que ves, esa imagen que se presenta en la sociedad, la máscara que se pone al momento que cruza el umbral de su puerta es, precisamente, una máscara para la sociedad. Dime ¿Qué tanto conoces de Yamato? Sus padres, él los llama instructores, y las veces que lo han ido a buscar son contadas con los dedos de una sola mano, ¿alguna vez lo hicieron? Su pasado, un misterio del que poco habla, pregúntale, anda, anímate. ¿Cómo es que terminaste hablando de tu vida? Sus intereses, gustos, hobbies, todo eso lo ves en la escuela, cuando le ves tomar una foto, cuando en medio de la calle se detiene para fotografiar solo lo que sus ojos ven ¿alguna vez te mostró una foto? Seguramente no. Porque, si lo piensas con detenimiento, Yamato es un completo misterio, un punto que lo ves y que, si llegara a desaparecer, no sabrías que extrañar. ¿Las charlas? ¿La posibilidad de confesarte sin una crítica? ¿La… amistad? Siquiera ¿era una amistad?

Si pudieras, por instante, ponerte en el lugar de Yamato sabrás que es un muchacho muy más responsable y serio de lo que realmente se muestra. Es inteligente, bastante, y no solo porque absurdas notas de preparatoria lo digan, fue producto de su educación en casa; durante años, esos en los que todo niño se la pasa jugando, Yamato se la paso leyendo, entrenando, aprendiendo, instruyéndose. Mientras los niños jugaban, él peleaba contra un potencial enemigo; mientras los niños aprendían a multiplicar, él aprendía a hackear una base de datos. Yamato es centrado, astuto, observador; ningún detalle pasan por alto sus ojos, incluso ese pequeño gesto que tú no has ni notado, ese tic que te agarra cuando te pones nervioso. Él ya lo ha notado; antes que tú. Porque ese es su trabajo, es para lo que fue preparado, es para lo que fue enseñado y criado. Porque él tomara tus más profundos secretos, tomara de tu vida todo lo que tengas para darle; tus miedos, tus experiencias, tus secretos, tus alegrías. Todo. Todo lo que pueda servirle, todo lo que pueda servir a la causa mayor a la que es obligado a servir. Porque si lo compararas con un soldado de la milicia, la única diferencia seria el titulo.

Pero más en su interior, en su propia existencia, Yamato es un ser pensante, un ser independiente que espera poder, algún día, separarse de aquello a lo que es obligado a servir. Pero como el ser racional que es, sabe que no puede dejarse llevar por sus impulsos, que sus movimientos deben ser medidos y calculados tanto como este en sus manos. Pero eso no evita que intente buscarse a sí mismo, que intente ver que tanto puede sonreír verdaderamente, que tanto puede divertirse realmente. Porque nunca tuvo un amigo, un verdadero amigo, ese con el que puedes hablar sin parar, aquel al que le puedes contar tus penas y con quien puedes compartir tus alegrías. Es reservado, obligadamente reservado por su propia supervivencia, por la supervivencia de su familia; por la supervivencia de la causa. Como la noche, Yamato es callado cuando debe, hablador cuando lo necesita, una sombra oscura que desaparece de ser necesario. Y le duele saber que, si llegara a irse, simplemente sería un borrón en la memoria de quienes le rodean. Pero no es algo que deje ver fácilmente, no es una parte de sí mismo que pueda salir a la luz fácilmente.

Es inseguro, en varios aspectos, aunque puede disimularlos naturalmente. Alguien que teme ser dejado de lado, olvidado, que nadie pueda recordar su verdadera existencia, alguien que teme desaparecer y no ser más que una sombra, un mascara que se recuerda, apenas una imagen que se pierde. No soporta ser rechazado, muchas veces siente que ha fallado, que no ha hecho las cosas bien, que no es suficiente tal y como es. Muchas veces es el impulsor a seguir exigiéndose, a superarse tanto como le sea posible. Por muy confiado que pueda verse, seguro de sí mismo, orgulloso; esa no es más que la máscara, el escudo que durante años ha usado para no dejarse ver. Porque salir lastima es algo que, sabe, no podría soportar.

Porque nunca le enseñaron a lidiar con el dolor emocional.


Cuando naces, no tienes noción de tu entorno, no tienes noción de las decisiones que se hacen sobre tu existencia sin siquiera consultarte; porque eres un infante, un títere, una criatura manejable para cumplir los deseos y objetivos de tus progenitores. Creces, te desarrollas, te educan en base a lo que creen, en lo que sientes y experimentaron; a final de camino solo tienes una versión de la historia, la única que debería importarte para algunos, la única que cierra tu opinión, que limita tu entendimiento, que reprime tu propio juicio. Pero no tienes por qué opinar, no tienes por qué hacerte escuchar, ni replicar o contradecir aquello en base a lo que has crecido porque, si tus padres te lo dicen, debe ser cierto ¿verdad? Son ellos que desean protegerte, son quienes desean lo mejor para ti, son quienes ansían verte convertido en alguien de provecho en el futuro ¿o es que pueden ser más? Consumidos en su ambición, en su amargura y deseos, solo ven en sus hijos la posibilidad de acceder a lo que una vez perdieron. Y es cuando no sabes que creer en realidad.

¿Cierto, Yamato?

Has crecido en una familia que, en palabras más o menos, te han inculcado que eres diferente, que eres más de lo que muchos pueden ver. Te han inculcado que perteneces a una estirpe diferente, te han incluido en un círculo en donde el pasado es lo único que los sigue impulsando, guiados por la ambición de lo que alguna vez supieron tener. Y te preguntas ¿Qué hubo en el pasado? Poder, te responden sin siquiera dudarlo. Riqueza, agregan con mera obviedad. Y puedes ver su soberbia, puedes notar el orgullo dañado, la codicia mancillada por la oscuridad. Puedes saber que las palabras que una vez escuchaste al crecer no son más que los susurros constantes de la inaceptable derrota, puedes ver en sus facciones el dolor y el rencor consumiéndolos lentamente. Tus padres, una y mil veces, han depositado en ti las responsabilidades de levantar un apellido que ha perdido su poder en el mundo.

Entrenamientos, educación y preparación; tú, Yamato te has convertido en un conejillo de indias de tu propia familia, te has visto arrastrado a una organización de la que nunca quisiste formar parte. Te viste marcado por la sangre que por tus venas corre, condenado por el deseo de tus padres. Y es cuando te preguntas; “¿Es esto por mi bien o su bien?” La sangre nunca llega, tal vez nunca lo haga, tal vez simplemente se pierda con el tiempo. Tal vez la pregunta simplemente se desvanezca de tu mente. Pero tu vida parece ya hecha, organizada y estipulada como si de un títere se tratara; desde tu lugar, desde tus acciones, tus movimientos y gestos tan perfectamente medidos. Hey, ¿Quién ese ese amigo que puedes ver las pocas veces que vas a la escuela? Un contacto, un medio de información. No eres más que un fantasma, una fantasía que se desvanece en el aire cuando así se es necesario.

No puedes tener amistades, relaciones continúas; tú no puedes relacionarte más allá de lo que se te es permitido. No estás preparado, dicen; aun no es momento, no has encontrado la indicada ¿y quién es la indicada? Aquella que comparta el objetivo, que comparta el sentimiento, que comprenda. Aquella a quien puedas arrastrar por el mismo camino que tú eres obligado a transitar, pero ¿Qué has de hacer tú? Sino es sonreír, tan perfectamente cómo te han enseñado, te sigues moviendo y adaptando como te lo han enseñado. Con el tiempo tú, tu verdadero ser, se pierde entre las interminables mascaras a las que has dado vida ¿y qué importa ya? No debes mostrarte tal cual eres, debes ser lo que esperan que seas, debes mostrar lo que quieren ver, lo que ansían y desean ver.

Y es ahora cuando llegas Euphium, el centro, el núcleo de lo que tanto ansían destruir; ellos, no tu ¿tu porque habrías de querer destruir algo que nunca te ha importado, que no conoces, que no te ha afectado? Pero aun así ahí estas, ingresando a un instituto donde, una vez más, te mezclaras entre el alumnado esperando tener la información necesaria, esperando que los datos caigan ante ti como tantas otras veces. Porque ese es tu trabajo, conocer, informarte, descubrir los entramados secretos de lo que el linaje de todos esos chicos y chicas pueda ocultar.

A fin de cuentas, tú no estás ahí ¿cierto?


Metamorfosis. Es la capacidad que posee el usuario en transformarse en cualquier otra persona con o sin ropa, a veces puede imitar sus poderes (pero no en su totalidad).
Cual metamorfo es capaz de adoptar el aspecto de cualquier persoa que haya visto con anterioridad, desde su aspecto físico, su ropa, su voz, sus ojos. Todo en general.
Aun siendo joven e inexperto, su habilidad esta en proceso de ser pulida. En varias ocasiones su transformaciones no parecen cubrir todos los campos, con errores mínimos que los mejores observadores podrían notar. Alguna veces el tono de pelo, otras algún rasgo físico, la voz o incluso los ojos pueden fallar al momento de cambiar de forma.


—Poca relación es la que guarda con sus padres. Ellos ven en él la oportunidad de llevar a cabo su objetivo; él ve en ellos solo su medio de subsistencia hasta tener la capacidad de mantenerse por sí mismo.
—A diferencia de lo que sus padres desean creer, Yamato no siente ninguna necesidad o interés por el objetivo de Executor. Por el contrario, las razones por las que ha cooperado hasta el momento son porque sabe que terminara muerto si se atreve a revelarse. Aun espera el momento de poder alejarse, desaparecer de tal grupo.
—Desde joven sus entrenamientos han sido en peleas, combates cuerpos a cuerpo, uso de armas blancas y de fuego. Casi tan similar como el entrenamiento militar, con el único propósito de volverlo un miembro de valor en la organización. Aún sigue en entrenamiento.
—Capaz de sacar el más profundo de los secretos de las personas, Yamato actúa oficialmente como investigador, espía, un infiltrado con la fachada de un estudiante más en aquella sociedad. Aunque en su interior desea creer que algún día solo podrá ser uno más y no solo una máscara.
—Poliglota. Habla a la perfección el inglés, japonés, español, ruso, italiano, francés, portugués, chino, latín, alemán, danés y noruego.
—Nunca ha podido decir tener un verdadero amigo, un confidente, un allegado cercano con el cual contar en tiempos difíciles. Tampoco ha tenido la oportunidad de tal cosa, a fin de cuentas las personas que conoció solo vieron de él la máscara que tan perfectamente debía llevar.
—No tiene en mente o presente la idea de casarse ¿el motivo? Sabe que arrastrara a la muchacha al mismo grupo en donde está metido. Aun si llegara a pasar, se asegurara primero de romper todo lazo con Executor.
—Aunque a simple vista, para todos quienes lo ven, es un joven seguro de sí mismo, alegre y carismático; Yamato también es inseguro y tímido.
—Es difícil que hable de más sobre sí mismo, si lo hacen serán detalles ínfimos, apenas sutiles.
—Carismático, manipulador, cuando realmente se lo propone. Yamato ha aprendió el arte de la persuasión a lo largo de los años.
—No recuerda si alguna vez tuvo una infancia como cualquier niño normal.
—Es alguien que se le ve continuamente rodeado de personas, que las atrae y sonríe sin esfuerzo. Sus padres suelen repetirle; “Para que no desconfíen, acércalos. Para que no sospechen, sonríe.”
—No es habla por hablar, siempre tendrá un motivo u objetivo de por medio.
—Apenas logra relacionarse con sus padres más allá de entrenamientos o instrucciones.
—No puede decir que tenga algún tipo de resentimiento con sus padres por el irremediable camino al que ha sido conducido; pero tampoco puede decir que los ve como las figuras paternas que debería. Son… sus entrenadores e instructores. Suele referirse a ellos como tales.
—Tiene una motocicleta, a pesar de ser menor de edad y no tener licencia de conducir, suele hacerlo por las noches cuando sabe no podría ser reconocido.
—Le es fácil pasar desapercibido si así lo desea. O no, según sus necesidades.
—Aun desea, en su interior, tener un verdadero amigo con el cual contar.
—Se ha convertido en el chico más popular de la preparatoria a la que asiste; aunque dicho título le es indiferente.
—Bastante bueno en los deportes, más sin embargo nunca han sido alguna clase de pasión.
—Puede presumir, fácilmente, que tiene una de las mejores calificaciones de la escuela.
—Disfruta de la música, en general, mientras su significado pueda tener un sentido concreto. No desaprovecha oportunidad de escucharla.
—Es bastante alto, más que la media de su edad, pudiendo llegar al metro ochenta y poco más.
—Solo espera el momento para finalmente alejarse de su familia y todo lo que esta concierne.
—Suele llevar consigo, a donde vaya, una cámara fotográfica. Tiene una pasión —oculta— son la fotografía.


Kurosawa Yamato
Suki-tte Ii na yo.