PLOT #1

La Darkmoor Tower fue una maravillosa edificación que estuvo alrededor de dos años en construcción. No era el edificio más alto en Euphium  —ese le corresponde a Stark Tower—, aun así; al estar localizado cerca de la zona más alejada de la concurrida ciudad con tan poco protección militar, había sido nombrada como el edificio principal de la monopolización global. En sí, sería la primera construcción fuera de las tierras oficiales del Parlamento, el primer paso para gobernar el resto del mundo; la primera representación de la sociedad parlamentaria en decir que no solamente una parte de una ciudad era suficiente para ellos: ¡querían el mundo!

Empero, Darkmoor solamente era una fachada para lo que crecía bajo tierra. La construcción duró exactamente dos años porque no solamente se estaba construyendo hacía el cielo, no querían dominar las áreas superficiales, sino, querían tomar al infierno de los cuernos. Laboratorios de experimentación inhumanas estaban siendo construidos a espaldas de todo el pueblo. Los proyectos habían avanzado hasta el punto de tener el poder que los humanos estuvieron buscando durante muchos años. La única diferencia era, que quien estaban en el poder, eran los verdaderos dioses y no, falsificaciones humanas. Entre búsquedas, investigaciones y, traslado de estos experimentos a un lugar mucho más seguro, la construcción estuvo demorada hasta tener las puertas bajo la tierra completamente seguras.

Pero ese día, una hora antes que todo diese inicio, tragándose la diversión que tendría; en dónde los ciudadanos más importantes de la ciudad se estaban reuniendo, dónde la milicia estaba protegiendo hasta la más mínima gota de sudor de sus políticos, en el lugar dónde el poder político había dominado hasta los rincones más estrechos. Las bombas de destrucción masiva explotaron. No había sido la edificación que sacudió toda la zona, fueron los cimientos, ocultos entre los nuevos laboratorios, gente que tenía expedientes limpios, criaturas que fueron dominadas mentalmente obedeciendo ciegamente a poderes incomprensibles, experimentos que se volvieron locos: los terroristas habían hecho de las suyas.  

Tomar Darkmoor Tower no había sido totalmente fácil sin saber exactamente qué era lo que las grandes mentes planeaban, ¿verdad? Había un complot, inteligencia, información que se filtró a los enemigos de Euphium. ¿La milicia había caído hasta el punto de convertirse en los juguetes de los terroristas? Las armas fueron sacadas de inmediato, los periodistas que se refugiaban entre las casas de los alrededores escuchaban armas siendo disparadas, bestias que perdían el control, transformando el campo de batalla en un río de sangre y, la grandiosa edificación que una vez portó el nombre de Darkmoor Tower cayendo en pedazos: cómo sí de cartón se tratase.

La puerta quedó abierta, la mayoría de experimentos que lograron escapar con vida con la ayuda de algunos terroristas escaparon más allá del distrito conocido como Sibenton, otros, habían sido asesinados por las armas de los militares —o las manos de estos—. A ninguno de ellos les servía muertos; pero la orden había sido clara: era eso o arriesgarse a que los enemigos tuvieran acceso a sus investigaciones. Sacrificar a unos cuantos por el sabor de la victoria era una estrategia de guerra.

Eso o perderlo todo.


La batalla en Darkmoor Tower sólo había sido una distracción, la verdadera batalla estaba lidiándose en la sede de investigación científica. No había absolutamente nadie a los alrededores, ni una sola alma a excepción de aquella sombra que se movía entre las computadoras, permitiendo así, el acceso a un brillante virus que extrajo sin pudor alguno toda la información que necesitaba. Había algo más que la expansión de tierra, un secreto que a voces silenciosas se regaba entre las comunidades, un trabajo del que nadie querría enterarse: había más. Hacer que el Parlamento se tambaleara con dos eventos catastróficos para ellos era uno de los ejes centrales. (1) El atrasó del dominio mundial (2) robar la información vital que ellos habían descubierto; la verdadera formula que jamás los humanos tuvieron el acceso.

La creación de las criaturas que se convertirían en los dioses del mundo.

Por supuesto, incluso los miembros de investigación del Parlamento desean algo que es magistralmente imposible —hasta el momento—, lo único que estaba totalmente claro es que esa formula haría excelentes soldados de guerra.

Y, Euphium Virietum estaba totalmente en problemas.




« —He aquí los archivos que han sido robados de la computadora central del Centro de Investigación, esperamos que esto sea suficiente para pagar los servicios prestados. Un comienzo… para una alianza »

Una sonrisa fue suficiente para cerrar un trato mudo.

Detrás de las sombras de un auto que se encontraba atravesando una gran duna de arena sobre edificios en ruinas, cubriéndose de ese fuerte sol mañanero se encontraba uno de los líderes del crimen más grande de esa guerra interna dentro de Londres. El mayor terrorista que revisaba la información obtenida por una de las alianzas de las que había trabajado durante meses sin levantar sospechas estaba entre sus manos. Los terroristas eran amantes de hacer explotar guerras, pero, esperar durante dos años para golpear con excepcional fuerza a la ciudad había sido una estrategia meticulosamente planeada, sin lugar a dudas, entendía porque los anarquistas últimamente estaban con tan bajo perfil —malditos genios—.

Con un hombre así de terrorífico incluso ellos debían de tener un respeto profundo hacía ellos, tener el cinturón sobre sus pantalones. La información fue intercambiada, los experimentos habían de avanzar con gran recelo con aquellos a los cuales tenían plena confianza. Euphium pronto comenzaría a saber a quienes se enfrentaban; mientras poco a poco la muralla destruida se caía en pedazos.




« —Es una orden. »

Pero aun así, los terroristas así, como los anarquistas iban a conocer que antes de destruir por completo a un gobierno tan bien estructurado necesitarían pasar por encima de los perros del Parlamento. La milicia había vuelto a ser lo que fue en un pasado, aquella opresión cuando la ciudad tan solo estaba creciendo. Todos comenzaron a aflojar los tornillos, la guerra había estado pasiva durante años, sin embargo, todos comenzaron a tener una visión totalmente distinta de lo que deparaba el futuro.

La monopolización total de todas las criaturas o la libertad de expresión estaban en juego. La guerra iba a volver a estallar y, esta vez: dentro de Euphir Virietum.