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Euphir Virietum, lo que para los humanos fue conocido como Londres, Inglaterra; ahora es el pilar de la economía mundial. Antes de hablar de lo que hay en su interior, bien conviene hacer una imagen general de lo que rodea esta ciudad y el lugar que ocupa en cuanto el mundo se refiere.

Cabe destacar que, aunque el mundo haya caído en una guerra interminable de las criaturas, provocando la caída de los humanos del poder, los países en si no se han perdido completamente. Gobiernos que en su momento fueron fuertes, ahora caen miserablemente en un intento de mantener una relativa paz entre peleas interminables, al mismo tiempo que buscan sostener una economía guiada por Euphir Virietum, quien se ha convertido en la potencia mundial única hasta el momento. Provocando así que muchas criaturas ajenas a la guerra migren hasta sus terrenos en un intento de tener una plaza dentro de sus territorios.

Hay que agregar que Euphir Virietum mantiene una relación puramente diplomática con las demás entidades gubernamentales del mundo, pero no así alianzas que puedan significar su intervención innecesaria en una guerra de la que no están formando parte directamente. Euphir Virietum muestra sus intenciones claras de no tener intervención en la guerra externa, más sin embargo muestre un formidable poder militar que le asegura la protección necesaria para no ser devastada por la guerra de forma sorpresiva.

Ahora, terminado ese punto, Euphir Virietum está pasando por su propia división que, aunque pareciera pacifica, provoca revueltas y pelean en terrenos que pretendían ser tranquilos. Esta ciudad desde sus inicios estuvo dividida en dos distritos, pero cuestiones políticas y militares le han llevado a expandirse pero no de la forma deseada, generando nuevos distritos completamente ajenos a las órdenes del Estado. Pero que a si mismo se encuentran dentro de los territorios, en un limbo entre la paz de Euphir Virietum y la Gran Guerra.Euphium, también considerada la Capital de Euphir Virietum, fue y es conocida como el corazón del infierno. Como una estrella en medio de la guerra, las calles de este distrito se han bañado en las perlas de la sangre derramada en la batalla, elevándose entre los cuerpos putrefactos que la destrucción ha dejado a su paso. Mientras el exterior perece consumiéndose en la oscuridad, este distrito se alimenta de la miseria para enaltecerse hasta alcanzar la cima del desarrollo y riqueza.

Siendo este el centro de Euphir Virietum, se ha llevado gran parte de la riqueza, la protección y la tranquilidad desde que esta ciudad tuvo su inicio. Es la sede de los mayores avances tecnológicos, así, como los desarrollos, las invenciones e investigaciones que los han colocado varios pasos delante al resto del mundo. Es fácil suponer que sus habitantes viven entre una dulce mentira y cruel verdad, sabiendo de la guerra en el exterior, las personas que llegan y viven en Euphium creen ciegamente en las leyes y mandatos del Parlamento, cegados por la protección y las facilidades que logran obtener entre sus calles principales.

Esta es la gran potencia mundial, la base de la economía que evita que la miseria logre llegar a toda tierra habitada. Personas en este lugar conocen y, pueden ver con facilidad, que la prosperidad sigue adelante, que no se detiene por mas podrido y devastado que pueda ser el mundo. Sin embargo, existen unos pocos que pueden ver a través del show que se exhibe entre las rimbombantes calles de Euphium, hay quienes han logrado comprender, tal vez no de la mejor manera, que la prosperidad de este distrito se debe a la decadencia, el sacrificio de criaturas que quedaron a mitad de camino, quienes desearon llegar y fueron devorados por las bestias salvajes. Lucinthul nació entre los escombros de lo que alguna vez fue conocido como Sibenton, al menos en una parte de lo que fue aquel distrito. No tiene mucho desde que tuvo su aparición, por lo que sus alrededores están aún entre los escombros de aquel viejo lugar que fue destruido a manos de la armada. Los cuerpos que una vez invadieron las calles como moneda corriente ahora son ocultos de los ojos fisgones, simulando tener una relativa y aparente paz, intentando igualar la que los ciudadanos de Euphium tienen.

La copia barata, así es catalogado este pequeño distrito a comparación de su hermano. En el pasado estas calles estuvieron dominadas por los opositores al gobierno, los mismos que provocaron la destrucción de las vidas que habían intentado sobrevivir en el inmundo refugio que les suponía. La actualidad no es muy diferente, aunque para una vista general, rápida, este lugar parece estar mucho mejor que antes, con reparaciones que prometen llevarlo a algo mucho más agradable que en el pasado, la realidad es que sigue igual o más podrido que antes. Compuesto por aquellas bestias que aún lo dominan, solo que ahora son más listas, más astutas, lo suficiente como para ocultar sus huellas de los militares que, van a barrer la zona para mantener esa paz tambaleante.

No es que el gobierno no lo sepa, no hay secretos en una ciudad de apariencias, pero mientras las cosas fingen mantenerse en paz, no hay porque caer en un intento donde cuerpos terminaran cubriendo zonas que podrían ser utilizadas para algo mejor. Los habitantes de este distrito pueden presumir de gozar de una mejor vida, al menos eso les hacen creer, prometiéndoles mejorar la estructura arquitectónica que, al pasar de los días, parecen a solo un golpe de desvanecerse en escombros. Sin embargo se mantiene, aparentando que esta ciudad aún puede prometer lo que es inalcanzable en medio de la guerra. Los ángeles una vez abandonaron este mundo, dejando a su suerte a los humanos, condenándolos por el pecado que los llevó a moverse como viles alimañas. Pero incluso el tiempo les muestra a estas criaturas sagradas que el mundo está llegando a su límite, que la corrupción y la oscuridad está destruyendo todo lo que una vez intentaron proteger. Escanthia, el distrito de los ángeles, el que no es más que un rumor al que valientes se atreven a buscar, el refugio de las criaturas que indagan por una segunda oportunidad en aquel ya alejado paraíso. No muchos pueden entrar, no cualquiera puede ver lo que se ocultan tras las murallas de protección, pocos son los afortunados que pueden tener el perdón de los seres sagrados.

Con una apariencia oriental, este distrito se muestra como un refugio, la salvación para criaturas que desean alejarse definitivamente de la guerra. Podría decir que, de todo el mundo, es el único lugar completamente alejado de la miseria y corrupción. Al menos, eso es lo que dicen. Aún está en crecimiento, aún se está formando, aún se está construyendo. Rodeado de las murallas que se alzaron como primera medida de protección, su interior es construido por todos sus habitantes, con ese sentimiento de unidad que se creía ya olvidado. Sin embargo, en la actualidad, hay muchos lugares de este distrito que parecen estar ya completos, que se extienden a medida que los números van aumentando, a medida que las almas salvadas van intensificándose.

Ángeles son los protectores, los que guían a las criaturas desesperadas hasta esa tranquilidad ya perdida. Arcángeles son los guardianes, los guerreros que hacen frente en medio de esa guerra. Los habitantes, criaturas de todo tipo, son los que están dispuestos a todo por proteger ese lugar que les brinda un nuevo camino hacia el paraíso, hacia ese ser todopoderoso que una vez les abandonó y, que ahora, casi milagrosamente, está dispuesto a extenderles una nueva oportunidad. Este distrito es cerrado, moviéndose, manteniéndose casi en la sombra, es un rumor en Euphium, un reflejo en Lucinthul y una realidad para los desesperados que llegan a sus puertas. Utaea no existe para nadie pero, y sin embargo, ahí está, bajo los pies de todos. Los humanos, pacientes durante los últimos años, han sabido hacerse de un lugar en este mundo a base de fuerza de voluntad. Han perdido su lugar en la superficie, no hay seguridad en un mundo que los trata peor que a esclavos, en donde son cazados como trofeos desechables, meros juguetes que tienen por final las más abominables torturas. Eso y más los ha llevado a buscar desesperadamente un sitio donde ocultarse, donde prepararse, donde entrenarse para una guerra que empieza a tomar forma entre las murallas que decían proteger.

Bajo los cimientos de Euphir Virietum, este distrito se ha formado con años de trabajo, en silencio, rumores inexistentes que solo los humanos pueden escuchar. Rodeados de rocas talladas con esfuerzo, creciendo con lentitud, explorando los territorios que deben formarse con fuerza. Su entrada está pérdida entre la zona boscosa, próxima a Escanthia, oculta entre una arboleda interminable. Sin embargo no es la única, la más segura por supuesto, pero hay otras que los llevan a diferentes áreas del distrito más desprotegido y dañado, Lucinthul.

Pero, como bien se dijo, entrar en este lugar es difícil, los humanos han sabido hacerse de lo necesario en el mundo a base de esfuerzo. Tomando lo que el distrito de Lucinthul tiene para ofrecer, moviéndose como sombras. Haciéndose de los restos que quedo de Sibenton para levantar los edificios en su interior, buscando la fortaleza por sobre la estética. Un bastión, un refugio, un hogar precario que les permita seguir sobreviviendo un poco más. En este sitio no hay habitantes, hay soldados, hombres y mujeres que entre las filas de un ejército tienen objetivos claros. Deben sobrevivir, deben prepararse, deben formar parte de esa guerra para recuperar su lugar en el mundo. Lyritus es una isla al norte de Oceanía. Fue un simple cuento de fantasías hacia años atrás, sueños, ilusiones, perdida entre la bruma de la ignorancia. Una isla que creció sin hacerse notar entre las potencias mundiales, un nombre que se escuchaba y se olvidaba al pasar de los segundos. Un reino que creció, que se fortaleció, que se aisló de la guerra que devastó la tierra. Fue neutral durante décadas, sin mostrar intenciones de inclinarse hacia ningún líder en especial, sin mostrar interés en la guerra que azotaba tierras desprotegidas. No sirvió de aliado, no sirvió de camarada, no sirvió de refugio. Sus reyes dejaron que la guerra siguiera su curso, sin entrometerse, alejándose del mundo hasta que fuera el momento.

Y el momento es este. Una isla que se mantuvo alejada del mundo ahora tiene un lazo con el Parlamento, un acuerdo, una alianza que parece inquebrantable. Una amistad entre líderes que los ciudadanos parecen ver con buenos ojos, que permite a los habitantes ir y venir a placer, seguros, protegidos. Una isla que presta su poder militar hacia sus aliados, que presta sus defensas, que presta su ayuda para a una buena causa.

Una isla de vegetación extensa, sin ciudades enormes y sobre desarrolladas, Lyritus parece una combinación exacta entre la naturaleza y la tecnología, conviviendo en plena armonía. Territorios a los que pocos tienen acceso, esta isla está perdida y los que deseen llegar a ella deberán conocer el camino, perderse entre los mares para tocar su puerto. Militares custodian las entradas, esperando recibir el pase que le permita la acogida al pequeño pueblo que, continuamente en crecimiento, los recibe con calles empedradas, colmadas del aroma del mar, libres de sangre y explosiones. Es un pequeño pedazo de tierra que da la ilusión del pasado, de ese tiempo donde la guerra no existía, donde sobrevivir no era tan difícil al pasar las horas. Aun cuando los secretos en este lugar crecen y, seguirán creciendo.