—Crash.

→ NOMBRE COMPLETO: Vincent Laurenz Fitzgerald
→ EDAD: 30 años aparentes. Reales desconocidos
→ SEXO: Masculino
→ ORIENTACIÓN SEXUAL: Bisexual
→ RAZA: Mutatios (Pantera Nebulosa de Formosa)
→ NOMBRE CIENTÍFICO: Neofelis nebulosa brachyura
→ GRUPO DE PERSONAJE: Lyritus
→ NACIONALIDAD: Lyritus
→ DISTRITO: Lyritus


Bueno, debería de describir a este sujeto y, seguramente ustedes, tanto como yo, nos convenceremos de que es una tarea algo compleja. Aun así, tratemos de hacerlo lo más sintéticos posible.

Es una persona seria, ya sea a primera como a segunda vista. Educado, mantiene sus modos y se muestra siempre formal, cordial al momento de enfrentar cualquier tipo de evento social. Aunque él mismo prefiere aquellos en los que escasea la gente o bien, estar completamente solo leyendo algún libro o haciendo algo productivo. Por otro lado, él extremadamente exigente, no tolera el error ni el descuido en absolutamente ninguna tarea que desempeña. La búsqueda de la perfección es su vida. Tanto en su aspecto como en su actitud se muestra distante y poco adepto al contacto físico con otros si no es el quien inicia o busca el mismo. Carece de empatía hacia los sentimientos ajenos por mucho que los pueda entender, todo para él está sujeto a una definición de diccionario aunque en realidad no puede sentirlo. Aunque, contradictoriamente, En ocasiones podría sonar bastante amigable, juguetón, bromista, con un buen humor para quienes han logrado hacerle reír.

Ser sádico también lo describe, ya que ver aquellas expresiones de dolor en sus víctimas es lo que más disfruta a la hora de torturarlas. Lo único que le importa en este mundo es satisfacer sus propias necesidades, aunque tenga que deshacerse de personas en el camino. Nunca ha llegado a encariñarse con alguien, por lo que su personalidad cruel y arrogante no cambiaría mucho aun estando, supuestamente, enamorado. Aunque cuando pequeño, solía ser completamente lo opuesto a lo que es ahora. Se podría decir que, con el pasar del tiempo, haciendo que su actitud diera un giro totalmente inesperado hasta para él mismo. Nunca pensó que terminaría con una personalidad tan retorcida. Eso sí, a él esto le deja con una especie de amor/odio hacia su propia persona. Porque si bien a veces le encanta lo que hace, otras veces se culpa demasiado y se frustra con sí mismo, lo cual le pone mucho más irascible y borde que de costumbre.


En su forma de relacionarse y su manera de actuar todo esta medido de forma precisa, es bueno leyendo a las personas. Se siente más atraído por aquellos que son fáciles de comprender y engañar porque realmente no le gusta perder el tiempo en sentimentalismos, le gustan las cosas simples y sencillas. Aunque es sumamente discreto a la hora de actuar y de mentir, no miente con cosas particulares, no se inventa hechos o se hace la víctima si no que, siempre puede torcer las cosas a su favor. Aunque, él siempre trata de mantener los modos, de mostrarse de forma aceptable para la sociedad que lo rodea más allá de todas las cosas terribles que es capaz de hacer y que oculta muy bien. Todo medio es pertinente y aceptable para alcanzar el fin que se propone y nada ni nadie tiene el derecho de juzgarle o interponerse en su camino sin correr riesgos.




Había nacido en un hogar humilde pero completamente estable en Lyritus. Podría decirse que era un niño feliz. El hermano mayor, aquel que debería de cargar con todo ese peso, lo cual nunca se quejó. Ayudó a su madre en todo lo posible, siempre había tenido una buena visión de la familia, incluso si su propio ser era bastante frio. Trabajó desde muy temprana edad ¿por qué? Bueno, no tenían mucho poder adquisitivo en ese tiempo, así que buscaba la mejor manera para pasar su vida sin muchas necesidades. Trató de no descuidar sus estudios, pero realmente le fue muy difícil. Sin embargo no se quejaba, siempre estaba allí para ser el apoyo incondicional de su hermano.  Además, él también contribuyó en la casa al igual que su persona. Incluso si a veces venían cansados, podrían charlar por horas. La calidez en la familia se mantenía completamente normal, incluso si él ya mostraba extraños indicios de ser alejado de todos, solo con su hermano podría haber mantenido una estrecha relación, aun si solo fuesen cosas que hablaran. Al terminar sus estudios secundarios quiso independizarse, y sus padres apoyaron su decisión por todo el esfuerzo que había hecho esos años. Decían que se lo había ganado, incluso su hermano estuvo de acuerdo. A pesar de sentirse mal al dejar la casa –siempre pensó que debió quedarse más tiempo–, vivió bastante bien y cómodo.
Continuó con sus estudios, siendo su máxima ambición el tener su propia empresa. La universidad era demasiado pesada pero con esfuerzo lo consiguió. Estudiando, recibiéndose años después, conoció a quien sería la madre de su hijo: Hanna Zagrić, una mujer hermosa que era hija de un renombrado médico. Al principio todo iba bien, su empresa recién creada prosperaba, por lo cual podía darle una gran calidad de vida a su esposa. Ella era la única que calmaba las voces en su cabeza. Siempre las había oído, siempre eran ellas las que le incitaban a comportarse de forma errática pero Hanna siempre estaba ahí para él. Siempre, con su amor, con su dulzura, le apartaba de toda dolencia. Era una mejor persona mientras ella estaba con vida. Un buen jefe, alguien en el cual depositarias tu confianza y tu fuerza de trabajo sin dudarlo ni un segundo.

Todo parecía ir bien en su familia, ella le mencionó que estaría esperando un hijo y, aunque a Vincent no le agradaba mucho la idea de compartir su espacio con alguien más, se puso feliz también. Tal vez, en lo más profundo, él realmente quería tener una familia con ella como sus padres la habían tenido. Y, aun así, ocurrió el quiebre que él más temía. Tuvo que cumplir con su trabajo, una importante reunión, algo que revolucionaría su empresa, llegar a la cima, poder vivir en la parte más acomodada de la ciudad, por lo que se ausentó un tiempo de su hogar para cumplir con esto. Sólo faltaban unas horas para volver, su hermano le había comunicado que su hijo estaba por nacer y Vincent estaba emocionado de estar de nuevo con su familia. Pero, cuando estaba firmando el último acuerdo, su secretario le tomó de los hombros y lo llevó a una habitación privada. Lo sentó un momento en la silla y le contó lo que había sucedido en el hospital: Su esposa estaba muerta. Lo llevaron en auto hasta el lugar, encontrándose con su hermano quien observaba a su hijo recién nacido tras un vidrio. Pero Vincent siguió de largo, él necesitaba ver a Hanna, él necesitaba que alguien le dijera que era mentira, que solo era una puta broma aunque, cuando llegó a la puerta, él no tuvo el coraje para entrar, pasaron demasiadas cosas por su mente. Realmente quería creer que había sido un error de las personas de allí, que se trataba de otra persona.

Pero, cuando abrió la puerta, se encontró con su suegro, lamentándose por no haber podido hacer nada. En ese momento, cuando vio el hermoso rostro de su mujer en reposo pensó: esta no es mi amada esposa. Pero lamentablemente la realidad era esa. Ese sujeto sabía, que ese embarazo era de alto riesgo ¡Y no le dijo nada! Todo el mundo sabía ¿menos él? Sus uñas se clavaron en sus palmas ante la frustración. Ella, su amada esposa ya no respiraba más, mientras ese niño estaba en la otra habitación, tranquilo, durmiendo. La ira se apoderó de su cuerpo y ni siquiera se había dado cuenta de que tan peligroso se había vuelto.
Las voces le dijeron tantas cosas a la vez y a todas las escuchó, a todas les hizo caos. Tuvieron que detenerlo entre todos los presentes. ¡Estaba dispuesto a matar a su hijo! ¡¿Qué mierda le pasaba por la cabeza?! Lo odiaba, eso ocurría. Si él no hubiera nacido, Hanna estaría con él. Sí, ella le seguiría sonriendo, le seguiría mirando, le seguiría comprendiendo, y él la seguiría protegiendo, sonreiría para ella, movería cielo y tierra por verla feliz. El peso de su cuerpo fue tal que cayó de rodillas, encerrado en sí mismo y se convirtió en una de esas personas que se desapegan de todo.
Triste, teniendo que sacar fortalezas de ningún sitio, peor cuando todo el mundo pensó que había recapacitado y que se haría cargo de su hijo, él solo se dio media vuelta. No quería saber nada de él. Si se quedaba con su suegro, si se quedaba con su hermano, ¿qué más daba? Ese ya no era su asunto.

Se encerró en su mundo, y aun cuando su empresa logró posicionarse, sus empleados ya casi no querían cruzar palabras con él. Algunos le temían, otros le tenían lastima, otros simplemente le ignoraban. Intentó encontrar a alguien como ella pero, simplemente, no la hallaba, por ningún lugar.

Su hermano a veces le llamaba, le contaba cosas sobre Klaas, queriendo que Vincent se interesara. Pobre Lewis, él era un caso perdido ya. Pero nunca cortó las llamadas de su hermano, le escuchaba, como siempre. No, no tenía un resentimiento sobre él, pues tampoco sabía nada. Tal vez, él era un efecto placebo. No era como Hanna que le aliviaba solo con un cruce de miradas o alguna caricia, pero su hermano le mantenía a raya siempre.

Otra vez.

Cuando le informaron la muerte de su hermano no reaccionó en un principio. Se encerró en su oficina y se entregó al alcohol, mientras escuchaba música a todo volumen. Todos los empleados se fueron temprano aquel día y solo su secretario se quedó a su lado por si intentaba hacer alguna tontería. Vincent no hizo nada de lo que ese sujeto esperaba. Se quedó bebiendo, no mencionó ninguna palabra. Solo escuchaba a su alrededor y miraba por la ventana.

“Es su culpa” “nos arrebató a quienes queríamos” “Deberías buscarlo, ¿ya es tiempo no?” “él tendría que pagar por nuestro dolor”

Pero, incluso en ese momento no escuchó a las voces, él estaba pasando su duelo a su manera en ese momento. Eventualmente la sangre llama, tenía que buscarle, tenía que traerle a vivir con él, hacerse cargo. Trató de hacerle caso a la voz más “racional” de las cuatro que le atormentaban. Pero esta se vio opacada cuando se cruzó con el rostro de Klaas. ¡Era Hanna! No podía estar equivocado, era igual a ella cuando le conoció. Su mente se destruyó de nuevo, incluso podría haber jurado que escuchó un sonido similar al de los cristales rompiéndose.

“Te encontré”

Lo llevó a vivir con él. Trató de ignorarle por bastante tiempo, trató de ser un “padre”, pero no podía, simplemente no podía. Cuando ese mocoso se atrevió a hacerse el listo, se atrevió a salirse de sus estándares de perfección, las voces gritaron al unísono.

“Demuéstrale quien eres”

Lo golpeó, una, dos veces, hasta que se olvidó de contar. Tenía que verle llorar. No había llorado cuando nació, eso le dijeron, ahora lloraría, lloraría todas sus lágrimas, lloraría el dolor de su propio cuerpo que nunca había podido dejar salir. Ese moco tendría sobre la piel el peso de sus desdichas. ¿Para qué tener todo lo material si no podría tenerla a ella? Tenerla  ella… sonrió, completamente perdido en su demencia. Él la reemplazaría en todo.

Absolutamente todo.




Artem:

Mutationis: Es la capacidad que posee el usuario en modificar sus habilidad en base a un animal en concreto, aquellos que la poseen pertenecen únicamente a la raza Lyritus, quienes a través de los años han convivido con la naturaleza que las habilidades, debilidad y, posiblemente, en parte varios comportamientos del animal se han vuelto parte de sí mismos.

Habilidades/debilidades:

Puede saltar de una rama a otra con increíble precisión, desplazarse a lo largo de estas incluso cabeza abajo y descender a lo largo de los troncos con la cabeza por delante. Sus habilidades son más fructíferas por la noche.

La precisión se corta cuando esta en constante uso, no puede hacerlo por periodos de tiempo muy largos -mas de quince minutos le dejaría terriblemente exhausto y no podría usar siquiera sus pies-. Durante el día es imposible usar la habilidad.




—Padece de TDAH. Seguro esa la razón por la que es tan molesto: Sus problemas de concentración, cambios violentos de humor, ser impaciente, decir comentarios inadecuados, fantasear demasiado, y demás cuestiones anormales en él.
—Escucha voces. Voces masculinas que interfieren en sus actividades de vez en cuando ya que no siempre se manifiestan. Hasta el momento son cuatro, 'ellos' simplemente opinan, critican, y le impiden pensar por su cuenta queriendo mantener charlas con él. Es normal verlo gritándole al aire, o golpeándose la cabeza contra un muro para que se callen.
—Es alcohólico, uno sin retorno por lo que se ve. Le gusta el vodka y el whisky en gran cantidad, a veces haciendo peligrosas mezclas. Estuvo en coma etílico cinco veces en los últimos seis años.
—Suele hablar mientras duerme.
—Es pésimo cocinando, se le quema hasta el agua.
—Sufre de insomnio y debido a eso debe tomar pastillas para dormir.
—Le es molesta la invasión de su espacio personal. Odia de sobremanera que se le acerquen demasiado y sin su permiso.
—Las personas demasiado insistentes, efusivas e inquietas le desesperan.
—Las espadas, las ama, tiene una colección basta de las mismas. Aunque su favorita es una uchigatana que fue la primera que consiguió. Así mismo las armas de fuego también le gustan, tanto como de corto o largo alcance.
—Un hecho contradictorio: las personas de aspecto dulce e inocente le despiertan un sentimiento de protección. Claro que eso es algo que nunca va a admitir.
—Amaba a su esposa, y en verdad estaba un poco -muy levemente- emocionado con la idea de ser padre.
—Desde la muerte de su esposa no se ha cortado su cabello.


→ NOMBRE DEL FÍSICO: Izumi no kami kanesada
→ ORIGEN: Touken Ranbu
→ CASTING / PRUEBA: --