M E I ☿

NOMBRE COMPLETO: Mei Tachibana.
EDAD: 16 años.
SEXO: Femenino.
ORIENTACIÓN SEXUAL: Antrosexual.
RAZA: Hechicera.
GRUPO DE PERSONAJE: Élite.
NACIONALIDAD: Japonesa | Inglesa.
DISTRITO: Euphium.


Silencio. Ves su rostro y te entra un escalofrío desde la espina dorsal. ¿Qué clase de conversación estas sosteniendo con esa señorita? Por el amor de todos los ángeles que abandonaron la tierra, no mueve un solo musculo de su cara. Es demasiado linda, demasiado adorable… espera, ¿adorable? ¡Es una muñeca de cera! Una criatura que no es capaz de sonreír con la libertad que realmente merecemos. No es más que un maniquí, seguramente manipulada por muchas personas—: Tráeme esto, tráeme lo otro. ¿No, no es así? ¡Ni siquiera me hace caso! Qué mujer tan patética.

Silenciosa, tenebrosa, callada, perturbadora, arrogante, tonta, mojigata, no son más que los apelativos que muchos utilizan al momento de describirla. No es divertida, no es capaz de alargar sus labios para mostrar una sonrisa de tranquilidad, de que está totalmente adaptada al ambiente. Los chistes dentro del salón de clase le parecen estúpidos, muchos piensan que porque es inteligente su coeficiente intelectual es más alto que el de todos ellos. ¡Tonterías! Pero lo es, aunque no lo acepten. Es silenciosa, callada; no lleva largas conversaciones porque suele aburrirse con facilidad, o, porque simplemente no quiere que la gente le escuche hablar. Su voz demasiado suave para el gusto de algunos, el temor de ver que esas personas pueden desaparecer de un momento a otro le hace ser totalmente un muñeco de cera. Le hablas, te escuchara, pero te contestara con monosílabos: sí, no, hn, no quiero, no lo necesito, no es necesario. Son todos aquellos que utilizaran para finalizar la conversación, hablar más de un minuto con ella es totalmente una hazaña.

Ni los profesores logran sacarle más en sus exposiciones, es directa, va al grano de las acciones, dice lo que tiene que decir y, al finalizarlas, agradece con una reverencia regresando a su puesto: perturbadora.

Se sienta en el fondo del salón, observando la ventana de vez en cuando, voltea a ver al docente, se pierde en el tablero esperando que el timbre para marcharse a casa suene. Ningún estudiante se molestaría en invitarla a salir, ningún docente le pediría que le ayudase después de clases. Es un fantasma, nadie sabe que existe: nadie necesita saber que existe.

No es arrogante, al parecer, y desde su punto de vista, la arrogancia viene cuando lo tienes todo: ella no tiene nada. Es una chica solitaria que vive de amenazas de sus padres. No tiene amigos, no tiene familia, solo tiene un pequeño peluche que ama demasiado y el recuerdo de un amigo perdido. Conoce la traición de tu propia sangre, el intento de asesinato de su propio padre, padre que vive bajo tu propio techo. Pero también conoce lo que es luchar, caminar, derrotar a todos aquellos que te quieren ver destruida en tu propio charco de sangre.

Es la heredera del imperio Tachibana, pero no, no lo heredara como sus padres desean que lo haga. Porque ella es independiente, ella es Mei, por lo tanto, ella tiene su propia personalidad.

Es temeraria, pero no llega al grano de salir de la cuna de Euphium, por mucho que intento alejarse más allá, siempre terminaba regresando a casa, sudando a mares de haber corrido desde la puerta a la salida, temblando, aferrándose a sus piernas: con temor. ¿Qué podría encontrar? ¿Quién le podía esperar? ¿Fred la recordaba? ¿Fred no la odiaba? Eran cosas que no quería saber, información de la cual no estaba interesada en obtener. Prefería la seguridad de su casa, antes de adentrarse a la boca del lobo y uno posiblemente hambriento. No es mojigata, es reservada. Intenta llevar cosas que no se usan, utilizar ropa que tejen aquellos diseñadores que ya no usan. Le gustan las faldas ligeramente largas, las blusas de mangas, pero también, le gustan las cosas cortas. Es simplemente, como ella prefiera vestirse.

Puede ser en ocasiones directa, decirte lo que piensa y como lo piensa, no posee una venenosa lengua, pero en ocasiones, es capaz que lo que salga de forma viperina sean más palabras escritas en versos que un montón de insultos sin sentido. Duelen más, lo sabes, porque nada ha rimado más con tu inutilidad que ciento de abejas intentando entrar al tiempo a su nido. Puede manejar comportamientos excesivos, eso incluye, saber cómo sus padres están de humor o no para una conversación. Es buena leyendo las acciones de los demás, su timidez le permite observar desde lejos a las personas que llaman su atención: demasiada personalidad, demasiado hermosas. No la ciegan, pero si le encantan.

Mei puede ser curiosa hasta lo excesivo, todo puede llamarle la suficiente atención para que ella se acerque, y sí, así le podrás escuchar hablar. Usualmente habla, con mayor frecuencia, si intentas mostrarle algo que ella nunca antes ha visto. Mei posee buenos sentimientos, sentimientos que han sido oprimidos por su familia, porque es amable, valiente, es capaz de cubrirte en algún error que ocasionaste. Pero también, ha aprendido que hay que ocultarlo porque puede destruirte.

Porque no hay amabilidad en este mundo, en el nuevo mundo, alguien como ella: puede ser comida por los depredadores.

Y también, desaparecer.


Atada, desechada, echada a un lado. En esta sociedad, no eres nada más que un estorbo. ”Una chica quien no es capaz de mantenerse delante de un público, no es necesario que esté detrás de mi espalda. Soy un hombre poderoso, tú, una simple mocosa.” Las palabras de su padre siempre resonaron con frecuencia en su cabeza, desde que era más pequeña, hasta la actualidad. No significaba nada para su familia y, ¿por qué seguía allí? Porque era su primogénita, porque era su hija: Porque juraron no volver a dar a luz. Ella, era la oveja negra de la familia, un heredera indigna. Quien debía de tomar la posición de poder a la fuerza para seguir con la generación: debía de ser alguien.

Pero a la vez, no era nadie.

Mei nació en la cuna de oro, con todo lo que podía tener y deseaba poseer. Nacida en una poderosa raza de hechiceros, conductores de la oscuridad pero también de la luz, quienes mantenían el parlamento entre los estándares de la magia más altos. Mei, fue amada de pequeña, era la heredera y, todos los herederos deben de vivir con el prestigió hasta que eran conscientes del papel que necesitaban ejercer en el mundo. Hasta sus dos años había sido criada como los dioses, una pequeña niña quien sonreía con frecuencia, sonrisa, que se fue borrando a partir de los años en los que iba viviendo. Una vida cronometrada, otorgada por sus mayores institutrices, todas mujeres, no la dejaban tener contacto con ningún hombre, nadie merecía verla, todas las personas que se acercaban a ella estaban monitoreadas, no tenía amigos: no tenía una vida. Jugaba ella sola, con un peluche que envolvía entre sus manos era aquel, quien le daba la fuerza para seguir adelante.

Estudios, magia, entrenamientos. Su horario era siempre el mismo, debía de aprender todo lo necesario del mundo, debía de aprender los hechizos más oscuros de su familia, debía de saber protegerse de los ataques del enemigo. Era una situación cotidiana, que se daba todos los días. No había tiempo para ella, no había tiempo para los amigos: Todos traiciona, cuando lo hacen una vez, seguirás encontrando a quienes sigan traicionándote. No debes de confiar en nadie, ni siquiera, en tu propio reflejo. Pero a ella le parecían palabras vacías, que no carecían de un significado. Su madre tenía montones de amigos, muchos llegaban a casa, muchos se iban a la mañana siguiente, ella no tenía permitido conocer a ninguno, tenía la prohibición de verlos, pero lograba observarlos, escondida detrás de las paredes, en los paneles secretos de la mansión lograba conocer a hombres poderosos, a mujeres exorbitantes y su madre: una famosa ídolo, en el medio de todos. Su padre, un miembro del parlamento, mantenía esas reuniones en secreto, reuniones, dónde las criaturas cada vez más eran absorbidas por los deseos carnales.

La primera vez que rompió las reglas, fue cuando su padre le prohibió totalmente salir de la mansión, tenía diez años y, por casualidades del destino, conoció a un niño. Se hicieron amigos, él, tenía un muñeco de peluche al igual que ella. No recuerda con exactitud el nombre, pero sabía que era azul, que tenía botones en vez de ojos y siempre, pero siempre tenía aquella sonrisa que le sacaba a ella, grandes risas. Con el paso del tiempo se había vuelto una costumbre visitarlo, todos los días se encontraban detrás del jardín de la casa, jugaban, disfrutaba y luego se despedían. Pero un día, no le encontró. No a él, sólo a su peluche tirado en el suelo y cuando volvió a verlo, le era indiferente: Ya no te conoce, eso… era tu amistad, Mei. Su padre, lo había alejado de su lado.

Una traición, pero de su familia.

Mei creció, sin amigos.

La segunda vez que traiciono a su padre, fue por devolverle el golpe que ellos causaron en su infancia. Tenía alrededor de doce años cuando uno de los hijos de un miembro del parlamento, heredero de un clan de nigromantes reamente poderoso, le propuso que fuese su esposa. Aceptado por su padre, con grandes esperanzas a la familia, su madre no podía esperar más: ¡Era perfecto! Ella, se negó. No me casaré, afirmó. No contigo, retomó las palabras mucho después: No me amas, solo finges hacerlo porque mi padre tiene una posición más alta que la de tu familia. Solamente, intentas jugar conmigo… ¿no es así? Recuerda el fuerte golpe contra su mejilla, como las náuseas comenzaron a crecer hasta su garganta. Reconocía ese hechizo, sabía cómo contrarrestarlo y si no lo hubiese hecho, probablemente hubiese muerto.

Su padre, intentó matarla.

Y no fue la segunda vez, siguieron otras reglas que rompía poco a poco. Ir a clases a una escuela común, se habían acabado las institutrices de la casa, ellas las había despedido. Había comenzado a socializar —aunque poco—, con los sirvientes de la casa: Lendisa, la mujer que le crío desde que era de pequeña, la cocinera, creo un vínculo especial. Otra, regla rota.

Mei rechazó muchas oportunidades, acciones que pudieron haberle llevado al existo: modelaje, actuación, grabaciones musicales… entre otros concursos de belleza dónde pudo haber expuesto la belleza heredada de su madre. Sin embargo, todo lo rechazó, disfrutando, visiblemente como sus padres se volvían cada vez más locos. Eso no quita que de vez en cuando para ganar su propio dinero trabaje en revistas que todavía quieren tenerla entre sus filas, sin embargo, todo es a espaldas de sus padres. Ella vive en la mansión, sí, estudia porque su padre se ve obligado por sí mismo a pagarle la escuela, sí. Sin embargo, no es nada más que una intrusa en esa casa. Ellos no están interesados en ella: sólo, en su posición.

Estudia en una escuela, con la condición de que no los humille más. No es encerrada, porque posee grandes habilidades con la magia. No es puesta en custodia, porque es capaz de privar a sus guardaespaldas.

Mei, simplemente es una chica normal de la élite, alejada de la sociedad en la oscuridad de la ciudad… porque si vuelve a tener un amigo más:

Su padre, matará a los padres de ese pequeño y será expulsado… a Sibenton. Al igual, que su primer amigo: Fred.

Mei, atrapada entre la espada y la pared, vive en carne propia lo que es nacer siendo indeseada después de cumplir suficiente edad para pensar por ella misma.

Su padre… no tuvo una muñequita de cera, le tuvo a ella. Una mujer, con una gran personalidad, empero, criada en la soledad.


ARTEM:
Telepatía: Es la capacidad para comunicarse en la mente de otros a largas distancias, generalmente estos usuarios dominan todos los idiomas para no tener problemas en comunicación a larga distancia.

HABILIDADES | DEBILIDADES
• Es capaz de comunicarse con otras mentes a través de su artem; esto le permite entrar a sus mentes transmitiéndoles información que ella desea. Sin embargo, no es capaz de llegar una distancia realmente importante o relevante; muchas veces sólo dentro de un lugar en específico y, que ella sepa dónde se encuentra “esa” persona que le trasmitirá la información. Nunca lo ha intentado con anterioridad, por lo que tiene miedo que al trasmitir sus pensamientos sea demasiado fuerte que cause un derrame cerebral.



—Ha estudiado la magia desde que las criaturas sabían por instinto que podían utilizarla. Su especialidad es la magia del hielo, es capaz de congelar a los demás con simples hechizos. Sin embargo, es capaz de dominar la magia del agua, al igual que la del viento para poder utilizar la de hielo. Pero es demasiado mala en la magia de fuego, tierra entre otros elementos.
—Mantiene conocimiento de la magia de su familia, sin embargo, no la utiliza, es demasiado peligrosa. Para aquellos que la sufran e incluso, para ella misma. Su padre conoce una magia de asesinato que puede matar al más fuerte de los hombres al padecer de ella sin saber los medios para librarse, una vez, intentó matarla con ella.
—Ha dominado algunas artes marciales, sin embargo, a pesar de su flexibilidad carece de suficiente fuerza para golpear a alguien directamente. Es capaz de atacar por la espalda o en un descuido. Pero no frente a frente.
—Es nula cuando se trata de usar armas. No es capaz de agarrar aunque sea un cuchillo, se colocará demasiado nerviosa.
—Es poliglota, conoce a la perfección una cantidad de idiomas, entre ellos: ingles, japonés, español, francés, italiano, holandés, ruso, coreano, chino, irlandés, latín, árabe, alemán, entre otros.
—Todas sus institutrices fueron mujeres.
—Su primer amigo de nombre: Fred, nunca lo volvió a ver, sin embargo, posee entre sus pertenecías al muñeco que le perteneció, le llamo: Freddy.
—Todavía conserva su muñeco de peluche, que le ayudo incontables veces. Su nombre es: Miss Bunny.
—Es difícil que llegue a confiar en alguien.
—Mantiene la distancia de los demás, no porque no le agraden, sino, que pueden sufrir peligros sin llegan alguna vez a hablar con ella.
—No mantiene conversaciones largas, usualmente son pequeños monosílabos expulsados por la fuerza de su boca.
—Habla al mes dos o tres veces con sus padres, la mayoría de los casos para restregarle en la cara de que no es nada más que un estorbo.
—Sabe que su madre ha intentado tener más hijos sin existo, ella, incluso pueden afirmar de que fue un: milagro.
—Es completamente reservada, eso, incluye en la forma de vestir.
—Posee conocimientos de eras antiguas, los ha visto en ocasiones en visiones, pero también, ha visto algunas de las que podrían pasar en el futuro: sabe que en el pasado personas como ellos, eran llamados: brujos.
—No posee odio alguno. Eso incluye, que no es capaz de odiar a su familia por como es. Sólo están viviendo como fueron educados.
—Se pone nerviosa cuando la conversación gira en torno a hombres mayores.
—Sabe de antemano, que el matrimonio de sus padres no es más que una fachada, su madre tiene amantes al igual que su padre.
—Le tiene pavor a las motocicletas.
—Las arañas no son su animal preferido.
—Desea por impulso visitar Sibenton, pero nunca se ha atrevido.
—No posee amigos, de ninguna clase.
—Mantiene el contacto con el chico que alguna vez se le propuso, con la excusa de que desean ser amigos, sin embargo, todavía desea contraer matrimonio con ella, aun, cuando le ha repetido millones de veces que no está interesada.
—Tiene un gato en casa, se llama: White.
—Le gustan demasiado los animales, usualmente les alimenta si los encuentra en la calle.
—No tiene reparo alguno en decir la verdad a las personas, aún, cuando pensar por uno mismo en esa ciudad está prohibido.
—Todos los profesores la consideran una anarquista, los alumnos se alejan de ella mientras no se enteren de que es la hija de un miembro del parlamento. Muchos se preguntan realmente: ¿qué hace ella allí?
—Piensa, que sí alguna vez se le da la oportunidad de escapar de su casa, lo haría. Está ahorrando para independizarse cuando cumpla la mayoría de edad.
—Sí el infierno no tuviera nombre, sin lugar a dudas le colocaría: Home.
—No es nada femenina.


NOMBRE DEL FÍSICO: Mei Tachibana.
ORIGEN: Suki-tte Ii na yo.