K O Z L O V ☼

NOMBRE COMPLETO: Dietrich Kozlov.
EDAD: 30 años.
SEXO: Masculino.
ORIENTACIÓN SEXUAL: Antrosexual.
RAZA: Vampiro.
GRUPO DE PERSONAJE: Terrorista.
NACIONALIDAD: Rusa.
DISTRITO: Lucinthul.


No hay muchas palabras que lo describan, no hay muchos significados que puedan tocar a Dietrich, porque no hay nada que ocultar, no hay absolutamente nada que tapar, y sin dejar relucir cosas sencillas u estúpidas su personalidad es bastante sínica. No esconde absolutamente nada, y eso, ya de por sí, es aterrador. Suele adoptar actitudes bravuconas junto a gestos provocadores con sus labios que suelen hacer enojar a la mayoría de personas. Por su aspecto y actitud que exhibe sus dientes, los hace sonar con arrogancia. Es independiente, no le gusta estar detrás de las personas, y con ello, lleva a romper toda clase de reglas, no aceptando un no de nadie. Si no consigue lo que quiere que este delante de él, abusa de su poder y estatus para tomarlo lo que desee sin importar absolutamente nada. Su actitud sínica se ve en muchas ocasiones en que goza del sufrimiento de los demás y de los juegos que este mismo plantea para darse un poco de diversión.

Impaciente, irrelevante, está claro que no le gusta esperar, y mucho menos que le esperen. Sí él no ella, es porque no irá, y punto. Sin embargo, sí él llega y no está, reza para que no mueras. Nada es importante, nada le importa a no ser que involucre sus propias acciones, sus gustos e incluso los demás. Tiene una naturaleza brutal, impulsiva, sobre todo irascible y violenta. Es un hombre que le encanta la pelea, sobre todo sentir la adrenalina en su sangre. No es masoquista, sin embargo, la pelea le hace sentir vivo. Es bastante propenso a irritarse con facilidad, sin embargo, no significa que se enfade, suele ser bastante tranquilo por esa parte, pero si se irrita, y puede aburrirse de forma fácil, se deja llevar por sus emociones, así, como controla las emociones de los demás, las suyas son fácilmente controladas por él mismo.

No muchas cosas le ponen de mal humano, pero sin embargo, ten cuidado con tus palabras, as que digas cerca de él. Conversaciones estúpidas lo sacan de su casillas, rodeos e incluso estúpidos apodos, que no hayan sido valorados por él, puede mandarlos a la basura, contigo incluido. Ya que estamos en su carácter violento no cabe decir que no muestra nada de respeto por las jerarquías y las autoridades, se ha burlado tantas veces de todo este tipo de personas que es como si le sudara lo que todas hicieran. Está claro que es una persona que le gusta que todo sea como dicta, por lo cual siente una gran rivalidad contra aquellos que se oponen a él, aquellos que no comparten sus ideales e incluso aquellos que logran herirlo en una batalla, los considera alguien peligroso pero sobre todo no puede evitar divertirse en las peleas y sin pensar con claridad contra el oponente que tengan al frente, por lo cual; no le importara quien sea, lo golpeara y hasta ahí llego la vida ajena.

Dietrich es una persona irrespetuosa, mal hablada e incluso muchas barbaridades pueden salir de su boca en cualquier idioma que considere completamente adecuado para él momento. Sus modales son bastante bruscos pero a pesar de todo sabe cómo comportarse en las situaciones que lo requieren. No duda en devolver las deudas. Las odia, si odia sobre todo las deudas con las demás personas, pero sin duda cuando tenga la oportunidad las devuelve en el momento justo para poder saldar absolutamente todo. Pese a su agresividad es muy dueño de sus acciones y muchas veces piensa las cosas antes de hacerlas, claro está guiándose la mayor parte del tiempo por su instinto que ha ido desarrollando con el paso del tiempo en las peleas como si fuese un propio félido. Egoísta con sus propias acciones y con lo último las personas que son pertenecientes solamente a él, es bastante posesivo, celoso e incluso puede sacar sus colmillos cuando alguien más toca algo que le pertenece. Su orgullo es demasiado grande que no se rebajara ante nadie, aunque esté perdiendo contra alguien puede darle la vuelta al tablero de diferentes formas sin importarle que estén o no en las reglas.


Recuerda el constante sonido de la jeringa a ser inyectada en su mano, el dolor que sufría y el placer que le causa al sentir el fuerte liquido atravesar por sus venas. Sentía que estas explotaban, que el bombeo constante de sus venas iban a acabar más en él, que el simple sonido del reloj que se encontraba a las y cuarenta y cinco de dónde siempre se colocaba para observar el cielo que cada vez estaba más alejado. Era el hermano menor, un par de gemelos, Dietrich más que un niño, era un pequeño demonio que no fue deseado, una concepción que debió de abortarse. Un feto que no debió nacer. Porque no fueron niños deseados, no fue una felicidad que su nacimiento fuese efectuado. Fue un deseo que se quedó en silencio, una tortura que comenzó desde que él comenzó a moverse en el vientre, un recuerdo que los miembros de ese manicomio debieron de borrar, debieron de eliminar.

Nunca debieron de usar.

¿Quién es su padre? No lo sabe, no le importa, aunque siempre intentó buscarle a través de sus conexiones no hallaba más que amantes de turno, y más que simples mujerzuelas que caminaban de un lado a otro moviendo sus caderas. Se perdía en un sin número de casos, que nunca encontraba a alguien que se pareciese tanto a ellos, que llamara tanto su atención. Un padre, sólo era un deseo. ¿Su madre? Una mujer, él siempre la amo. La veía siempre tan callada, a veces explotaba, rompía cosas, pero era hermosa, siempre tuvo un concepto de hermosura diferente al de los demás, y su psicología no era nada más que un disfrute de deseos inhumanos.

Él no era humano, aquellas prácticas tampoco y su madre, estaba loca.

Sujetos de experimento, los internos de ese lugar eran más que sus amigos, eran sus compinches de juerga, desde pequeño fue amante de las travesuras, y escaparse de aquella encerrada habitación con la copia de la llave maestra que portaba entre sus manos era más entretenido que quedarse encerrado a ver a su madre gritar en ocasiones, llorar y pedir por ayuda, rogar por la muerte y alimentarse por ella misma. Él lo hacía con su hermano y viceversa, su sangre sabía feo, pero la de él delicioso, aunque nunca le pregunto sí ese sabor de sangre era de su gusto, el disfrutaba de su vida. Así, todo estaba realmente bien. Su sangre era más que pura, poseía alguna clase de gen que aceleraba la curación de las heridas, y no fue poco tiempo en lo que fuese un sujeto a pruebas diferente de su hermano, que le llamaran con más frecuencia, que utilizaran su cuerpo para más eventos que probar sí era apto o no para experimentos.

Un sujeto de experimento, más que un interno, era un juguete para esas descifrables manos indeseables.

“Si quisiera empezar a matar, no quedaría ni uno solo de ustedes”

Él no era nada más que un vampiro, un niño que para muchos no podía controlar su propia fuerza, y sus travesuras había roto la calidad de vida de muchos, y la vida de otros. Los internos fueron desapareciendo poco a poco. Dietrich amaba a su madre, pero no le gustaba estar con ella, prefería estar con su gemelo, con su hermano mayor, pero a veces, consideraba que debía de divertirse un poco, de jugar con todos aquellos que estaban a su alrededor, de comenzar a acabar con ellos, de no dejar un solo juguete con vida, de poder romper todo a su paso, de romperlos a ellos, de poder disfrutar de su propio juego.

La cacería había comenzado.

A diferencia de Stephano, Dietrich controlaba el trastorno psicológico que había golpeado su mente con anterioridad. No era solamente un cambio psicológico, no era una personalidad que se modificaba. Era una propia vida, un propio ente que le hablaba en su cabeza diciéndole que hacer. Era la sangre de los internos que desaparecían poco a poco, los guardias nocturnos que caían misteriosamente por las escaleras, el grito de un médico que se apagaba poco a poco de forma nocturnas, los lentos pasos de un niño que no sabía lo que estaba haciendo, pero que su bata cada día que pasaba estaba cada vez más oscura, cada vez más negra. ¿Sangre? Lo más probable es que fuese más que eso. Esa voz le empujaba a hacer más deseos, le empujaba a querer más, a desear algo que nunca había tenido.

¿Atención? Era un niño, ¿no?. Deseaba esa atención que sólo le brindaba a algunos, deseaba lo que su madre nunca le pudo haber ofrecido, y por más obsesionado, retorcido e incluso in capaz de poder cumplirse. Él, quería sentirse amado, pero no de la misma forma en la que una verdadera madre —porque la suya no lo era— pudo haber ofrecido, era un amor obsesivo, uno que te lastimaba siempre, que te hablaba al oído, que te decía lo que quería, lo que deseaba.

Le arrebataba la vida a los demás por atención, intentaba plantarse delante de los adultos para que le prestaran atención, tomaba las manos de su madre guiándolas hasta su cuello.

No era un deseo de ser asesinado, porque él quitaba la vida. Era un deseo mucho más fuerte, un impulso cada vez más verdadero.

“Que alegría morir en la silla eléctrica. Será el último escalofrío. El único que todavía no he experimentado…”

Su madre murió a la edad de 16 años. Tal vez su propio ritmo de vida la había matado, o los mismos medicamentos la habían drogado lo suficiente. En sus días había sido una hermosa doncella de los vampiros, incluso él había escuchado en sus sueños la voz de una mujer amable que no sufría de esquizofrenia, que no se aferraba a la vida de sus hijos como su única salida. Pero eran sólo sueños, y Dietrich decidió que no era nada más que un simple cadáver, él veía muchos en aquel manicomio. Era basura, era un objeto nada más. Igual, él considero a su madre cómo más que un objeto, pero eso era cuando todavía seguía con vida, cuando podía apretar con fuerza su garganta, cuando le gritaba a él, e incluso cuando sus brazos se envolvían alrededor del cuerpo de su madre intentando controlarla, que no saliera de control, que se concentrara en su vida.

En él. Porque siempre amo a su madre, siempre fue hermosa para él, cuando la tomaba en su cuerpo, la envolvía en sus dedos. La tomaba entre sus brazos.

Sin lugar a dudas, era su madre. Ahora, no era nada más que un muerto, y un muerto no despertaba sentimientos en él, más que del desagrado.

Fue poco después en que Dietrich aseguro que quería ver más allá de las cuatro paredes del centro médico. Su madre ya no estaba, nada los ataba dentro de ese lugar, a excepción de ellos dos. Y se había cansado de ser un juguete, se había aburrido de entretener a los que se creían grandes dentro de ese lugar. Era tiempo de la destrucción, de borrar todo lo que ellos habían experimentado.

Había que borrar la vida. Y la destrucción comenzó. No fue difícil, no cuando ellos habían dejado de ocultar la fuerza liberándola de golpe. Dietrich disfruto borrando todo por su paso, las personas, los internos que le agradecían e incluso el médico que se tiró. Todo desapareció en un mar de llamas, creciendo como la lava del infierno.

Infierno, en el que actualmente viven.

“Yo necesito de sangre igual que otros necesitan de alcohol”

Inglaterra fue su punto de partida. No era nada más que la cumbre del apocalipsis, aun, cuando viajo por todo el mundo, no pudo encontrar nada más atractivo que un grupo de edificaciones que iban cambiando al paso que cada vez ibas avanzando más. Un grupo de edificios, un grupo de gente civilizada, un golpe cada vez más profundo. No había nada más hermoso que eso, nada más tensó que un montón de hombres. No había nada mejor que la sangre que sabía cómo la gloria.

Euphium, Sibenton dos distritos, un solo sentido. Ser su patio de juego.

Al contrario de Stephano, Dietrich era mucho más reservado, tal vez cuando se refería a socializar con los demás, no era amante del gusto, pero bastante de la diversión casual, de los tratos que hacía. Y su ojo se puso en Sibenton, en la basura, en todos los hombres que intentaban crecer pero no eran capaces de ver más allá de sus ojos. Sus manos se envolvieron en muchos cuellos, y echaron a un lado a los más poderosos, tomo la potencia que más deseaba haciéndose cargo de una posición que le facilitaba. Traficante, podría socializar con mucha gente de ambos distritos, y aunque nunca le llamó la atención los lujos llegaban, y él no obedecía a nadie, no tenía por qué hacerlo.

¿Por qué cuando era su patio de juego? Los demás debían de jugar en sus reglas, y Sibenton se convirtió en su casa.

Dietrich seguía ciegamente a su hermano, disfrutando tanto de su vida como de la propia, porque eran gemelos, podrían entenderse, y sus jugarretas funcionaban entre los dos. En ocasiones, incluso disfrutaba de hacerse pasar por él para colocar en problema a los demás, sobre todo cuando se aburría en el trabajo. Más que un traficante, lideraba a un grupo de hombres quienes se movían en el bajo mundo, drogadas, armas, dinero e incluso disfrutaba del tráfico de esclavos que eran traídos de otras partes del mundo.

Dietrich viajó y conoció más allá que un mundo dividido en distritos.

"¿Qué es uno menos? ¿Qué significa una persona menos en la faz del planeta?"

Actualmente vive en su patio de juegos, claro, siempre está viajando de un lado a otro que poco puede verse totalmente en vacaciones. Y raras las ocasiones cuando logra encontrarse con su hermano, aunque cuando esto ocurre realmente pasaran cosas realmente malas. Su atención a la gente mayor que él nunca se ha ido, por lo que no será extraño encontrarle con gente con gran poder, sin embargo, ¿Moverá él los hilos bajo ellos?


Cryokinesis: Es la capacidad psicokinética que permite manipular el hielo, a diferencia del agua, es capaz de desacelerar la fricción de las partículas del aire y, lograr así que se enfríen hasta generar el hielo.

HABILIDADES | DEBILIDADES

» Tiene la capacidad de manipular el hielo; lo que le permite congelar todo lo que toca e incluso emplear un poco de energía en estos. Es débil contra el calor; puede manipular las partículas de aire con un poco de agua hasta generar el hielo. Lamentablemente el mismo hielo que está dentro de su cuerpo puede congelar sus órganos, músculos y articulaciones sí no mantiene su cuerpo caliente. En temperaturas bajo cero puede soportarlas durante dos horas.


—Mantiene todavía una relación con su hermano mayor. Una relación bastante sin igual a pesar de los años que han pasado.
—Bebé expresso en cantidad, aun así, su tonó amargo es el favorito de su hermano, él prefiere el café cargado con mucha azúcar.
—Su comida preferida son los terrones de azúcar, sobre todo el azúcar morena.
—A diferencia de su hermano, no es para nada calmado, suele decir con ironía todo lo que piensa, eso incluye que cumplan sus caprichos.
—La forma de calmar a su madre, era fingiendo ser alguien más, todavía recuerda que había tenido ocasiones en la cuales él termino en la cama con ella, no se arrepiente de contarlo para nada, fue una etapa de su vida pasada.
—No siente algún deseo de nostalgia con la gente muerte, luego de que dejan de respirar no significan nada para él.
—Existen dos diferencias con su hermano que son difícilmente dignas de ver. Sus patillas son más largas que las de Stephano e incluso sus ojos son dorados, los de su hermano son oscuros. Al principio eran iguales, sin embargo, la experimentación en ambos cambio muchas cosas.
—Stephano es un centímetro más alto que él.
—Es travieso, al grado de utilizar a los esclavos para su beneficio.
—Le da igual el asesinato, aunque ciertamente le causa placer en ocasiones lo hace porque simplemente se aburre, arrebatarle la vida a alguien más le hace recordar que él está vivo y que debería de hacer algo con ello.
—Viaja constantemente fuera de los distritos, eso es lo que mantiene a su hermano y él incomunicados. Es un traficante de ley, la mayoría de sus esclavos son traídos de otros países.
—Sus comidas preferidas son las italianas. Por alguna extraña razón que suene, sobre todo las pastas. Sin embargo, prefiere tragos fuertes como el vodka.
—A diferencia de su hermano, sus trajes siempre traen incluidos ropas de color azul. Es su color preferido, una vez vio una extraña “sangre” azul, y pensó que realmente, realmente… ¡realmente! se veía cool.
—Es bastante bueno con referencia a las artes marciales, sobre todo no siente dolor alguno, puede mover uno de sus huesos e incluso regresarlo a su posición normal sin mostrar el más mínimo dolor.
—Es capaz de herirse a sí mismo por mero placer.
—Se excita con facilidad cuando una situación le lleva a la muerte de alguien más que haya provocado él. No es necrofilico, sólo se excita con los accidentes.
—Toma la sangre de quien desea, es bastante mimado con respecto a ese tipo de situaciones.
—Se ha acostado con un sin número de gente desde que era un adolescente dentro del manicomio, su médico de turno era quien más disfruto de él, y él también disfruto. Sin embargo, se excito mucho más cuando le vio rogar por su vida muerto de miedo. ¡Eso sí que lo excito!
—Le gusta el rock, heavy metal y el blues. Una extraña combinación.
—Es poliglota.
—Ama a su madre, y contar sobre ella. Aunque usualmente se le va la lengua, sobre todo cuando se trata de hablar de su padre, quiere saber quién es.
—Tiene un extraño gusto por los médicos.
—Es masoquista.
—Posee un par de pistolas que siempre lleva cargadas, aunque usualmente no las utiliza, él prefiere utilizar sus manos.
—No es obsesión hacia su hermano, sólo es un amor extraño entre ellos.
—Cuando los dos se unen, corre.


NOMBRE DEL FÍSICO: Reborn.
ORIGEN: Katekyō Hitman Reborn!