☤ DOCTOR

Midorima Shintarou
25 años aparentes — reales desconocida
Masculino
Pansexual
Damphir
Physicians
Ingles-Japones
Euphium


Piénsalo con detenimiento antes de acercarse a un ser que, sin importar por donde lo mires, solo te inspira a alejarte. Lo ves desde la distancia, con aquel gesto imperturbable, aquellos filosos ojos que te escrutan haciéndote temblar, lo escuchas hablar y los deseos de huir hacen mella en tu cuerpo. Y es cuando te preguntas ¿Qué lo hizo ser cómo es? Shintarou es un hombre de pocas palabras, por supuesto, considera que no vale gastar palabras en criaturas que no valen la pena; si te hablara, si considerara que eres lo suficientemente interesante o valedero para dirigirte unas cortas palabras, puedes saberte afortunado. O condenado; condenado de verte chocar con la dura verdad que sus finos labios te dirán sin la menor contemplación, que soltara sin tener en cuenta el agudo dolor que provoco en tu cuerpo. Pero él seguirá indiferente, imperturbable, no hay posibilidad de ver más allá de él de lo que te permite. Quieres saber más, la curiosidad te ha hecho mella mientras lo observas con detenimiento. Sus facciones no cambian, sus labios apenas curvándose en muecas indescifrables que suelen darte escalofrías y esos ojos; esos fríos y vacíos ojos que, cual escudos, ocultan todo lo que aquella criatura pudiera experimentar.

Pero Shintarou es un ser más complejo de lo que muchos pudieran imaginar. Con un control único en sus sensaciones, en sus acciones, ha demostrado en más de una forma y gesto que s mente trabaja mucho más rápido de lo que cualquiera pudiera calcular. Un prodigio, y no está mal dicho, un hombre que a nacido con una capacidad de entendimiento que sobrepasa la media, que la aprovecha en todo aspecto posible. Calculador, estratégico por excelencia, alguien que medirá cada uno de sus gestos, que calcula sus exactas palabras, alguien que no se guía por impulsos; que no tiene impulsos ¿difícil de creer? Intenta hacerle perder el control, anda, anímate. Notaras que es más difícil de lo que puedes imaginar, que incluso por más que lo intentes terminaras por caer en el irrefrenable fracaso. Y no es que Shintarou sea alguien paciente, no, por el contrario, ten por seguro que si tiene que deshacerse de ti no le temblara la mano al momento que deba hacerlo, que si le estorbas solo le bastara un movimiento para que no seas más que un punto en el olvido. Porque no tolera los estorbos, no soporta las distracciones y mucho menos las complicaciones, porque no soporta los insectos revoloteantes que poco le interesan. Y ahí lo ves, maquinando una y mil cosas en una mente que tan misteriosa puede resultar. Un ser racional, pensante, lógico, alguien que se guiara por la opción más viable antes que por una corazonada ¿corazonada? ¿Presentimiento? No son más que sinónimos del fracaso, caminos que solo conducirán a una caída inminente. Imperdonables, inaceptables para un ser como él.

Y lo ves, callado, reservado, solo con las palabras justas atravesando sus labios. Y es directo, brutalmente honesto, sin medir en sus palabras, sin preocuparse por el daño que pueda causar. Le pides una opinión y, si por azares del destino estuviera dispuesto a dártela, ten por seguro que su respuesta será aquella que, cavando hondo en tu pecho, te hará ver la cruel criatura que tienes frente a ti. Y no esperes piedad, compasión, delicadezas o clemencia por un ser que no la conoce, a la que nunca se le fue enseñado, un hombre que se crio en la calle, que sabe, conoce y experimento lo que es luchar para llegar a un mañana ¿te crees muy valiente para hacerle frente? Adelante, él te mostrara la mínima parte de la crueldad de este mundo, aquella que mucho antes de nacer experimento, aquel desentendimiento, aquel rechazo, aquella indiferencia, el cruel y bruto abandono. No lo provoques, no lo tiendes; Shintarou puede ser particularmente sádico si ha decidido que te lo meres, si por su mente se ha mantenido la opción viable de enseñarte una buena lección de la vida. Y no quieres hacerle frente a un cazador por naturaleza, aquel que sin necesidad de pensarlo, puede atraparte hasta en el más profundo agujero donde te escondas.

Pero no hay que adelantarse, que Shintarou no se interesara por una criatura tan burda como tú, no es alguien que se interese por cualquier nimiedad. Pero cuando eso sucede, cuando su interés, su curiosidad se centran en una única criatura ¿Qué puedes esperar de un ser tan frívolo? Ten por seguro que no le perderá de vista, que se divertirá a su costa por más indiferente que sus gestos puedan ser. Y lo notas en los sutiles cambios de sus facciones, efímeros, que con mucho esfuerzo podrías notar. Pero recuerda, es un ser difícil de impresionar, alguien complicado de atraer, difícil de interesar.

Sin embargo, ¿qué puedes esperar de un ser al que no se le ha enseñado querer?


Un cazador de vampiros, pensaras de buenas a primera al verlo, con conocer un poco más de él, con percibir su esencia. Solo puedes imaginártelo con armas, con las habilidades y la fuerza suficiente para deshacerse de aquellos bebedores de sangre, no te cuesta verlo a mitad de la noche, deambulando a la espera de su presa, listo para cazar como su naturaleza indica. ¿Tan fácil te resulta imaginártelo? Un ser que a simple vista eriza tu piel, te hace retroceder con una simple mirada, aquel que te inspira una perturbadora confianza de la que no sabes si estas siendo impulsado por tu propia mente o son tus instintos, los que enloquecidos te hacen retroceder. Un Damphir, ¿lo sabes, verdad? Una criatura nacida de un humano y un vampiro, un ser tan oscuro como peligroso, alguien nacido únicamente para cazar a su progenitor ¿no resulta cruel, despiadado, inhumano? Y lo piensas con detenimiento ¿n tiene algo de humano? ¿No debería tener la piedad por la naturaleza de una criatura que le dio a luz? Y es ahí cuando Shintarou, con voz suave, un murmuro apenas audible te dirá; “No hay piedad en el infierno”.

Su origen, su pasado no es más que un misterio del que nunca ha hablado, apenas susurros que son llevados por el viento, imágenes que se van perdiendo en la memoria de los pocos testigos. A final de cuentas ¿Qué podría ocultar alguien como Shintarou? Un hombre enigmático, sí; misterioso y reservado ¿Cuántas veces realmente le has escuchado hablar? Pocas, seguramente. Pero la curiosidad nunca te ha despertado, nunca te has preguntado que hubo en su pasado, de donde viene, hacia donde va. No es alguien que se haga notar si no es necesario, lo ves moverse con naturalidad y —para cuando te das cuenta— forma parte de tu rutina sin darte cuenta. Tal vez, si tuvieras la suerte, podrías obtener pequeños detalles de su pasado. Su madre, por ejemplo, una mujer humana, una esclava, un objeto que cual decoración era usado para labores forzados; mujer hermosa que hubiera demostrado valer mucho si la oportunidad se hubiera presentado ¿pero qué oportunidad se le puede entregar a un humano, un ser inferior en aquella sociedad? Incluso el dueño de tan bella mujer solo vio un desfogue, un poco de sexo, mero placer carnal para luego desecharla cual basura a la calle. Sin misericordia, sin delicadeza; solo una humana más cumpliendo su objetivo en aquella nueva sociedad. Una humana que no valía nada a ojos de los más poderosos.

Pero ¿tú que puedes saber? ¿Tú que has de conocer? ¿Cómo podrías saber tú, que Shintarou vivió parte de su infancia entre las calles de tan despiadada ciudad? ¿Cómo podrías saber que su progenitor, aquel miserable hombre que sin piedad se había deshecho de su madre, era un miembro de la Elite? ¿Cómo podrías saber eso tú? Cuando ni Shintarou se ha molestado en recordarlo, cuando los recuerdos se pierden en su mente y no hace esfuerzo por retenerlos. Aun si se pusiera a recordar, aun si se esforzara, el rostro de su madre no sería más que una sombra en medio de la bruma, murmullos que van perdiendo significado, sensaciones que se van perdiendo con el pasar del tiempo ¿Y su padre? Muerto. Un cadáver que él mismo se encargó de consumir y destruir, lanzarlo al abismo del infierno del que nunca debió haber salido ¿Qué? ¿Crees que lo hizo por alguna clase de venganza? No te confundas tan fácilmente ¿Por qué habría de vengarse por una mujer que apenas y recordaba? ¿Por qué despreciar a un ser con el que nunca había tratado? Su madre murió en las calles, como la humana débil y miserable que era. Su padre murió en sus manos, murió como el ser despreciable que él —por naturaleza— debía erradicar; porque fue más fuerte que él, consumido en su instinto más básico, sus manos se habían envuelto en aquel cuerpo con el único objetivo de destruirlo.

Sin embargo, ¿Qué puedes saber tú de su pasado? No tendrías oportunidad de conocer algo de lo que ni Shintarou se preocupa. No puedes esperar una respuesta de él, no puedes esperar que en un quiebre de su temblé cuente entre lágrimas su vida ¿Qué lagrimas? ¿Qué sentimientos esperas de un ser que ha enterrado todo de sí? Shintarou aprendió a ser un ser racional, una criatura pensante, calculadora, consecuente, lógico ¿sentimientos? No son más que distracciones, ataduras que entorpecen los pasos, nudos en la garganta que sofoca a los idiotas. No, Shintarou no tiene de esos; o al menos no los toma en cuenta como debiera ¿Por qué habría de…? Nunca nadie le enseño lo que era amar, ni querer, ni proteger, ni consolar ¿Esperas que te trate con cariño? ¿Él? ¿Un ser criado entre las oscuras y cruentas calles de Euphir Virietum? No, no te dejes engañar. Porque si te dejas atrapar, entre sus dedos no serás más que un objeto para su diversión, un mero conejillo de indias que —usado como muñeco de pruebas— desechara ni bien deje de servirle.

Pero existe una excepción, única criatura a la cual no tomaría como un juguete, único ser que ha logrado captar su curiosidad, su interés. Y ten por seguro que tú, pobre idiota, no eres esa excepción.

Takao. Kazunari Takao.

Un estudiante de la escuela donde él hace de doctor, un niño el cual tomo como idiota la primera vez que le vio. Un idiota curioso, obvio en aquella treta de lastimarse con tal de visitar la enfermería, un niño interesante que ha logrado sacar de sí mismo más de lo que alguna vez pudo experimentar. Más, en un sentido mundano de la expresión, porque ¿Qué tanto se le podría sacar a un ser tan indiferente? Mucho más allá de palabras más, palabras menos, reacciones vagas que sobrepasan las normales.

Pero, ¿tú que puedes saber de él?


Reflejos fotográficos. Es la capacidad que permite al usuario imitar cualquier acto atlético o movimiento de arte marcial luego de haberlo visto sólo una vez, en muchos casos esta habilidad funciona para esquivar ataques físicos, jamás se imitan poderes.
Es capaz de imitar las habilidades físicas de su contrincante, es decir, aquellas que sean ligadas a un entrenamiento marcial o de pelea cuerpo a cuerpo. Capaz de igualar el estilo propia para usarlo con el de su contrincante.
Esta habilidad no significa que pueda igualar las habilidades especiales de cada contrincante, es decir, no puede igualar un artem. Agregando, por supuesto, que no es lo mismo una imitación que la original. Si su contrincante es un 100% en cuando a habilidad y fuerza, él es un 80%, a menos de que él ya tenga nociones de dicho estilo de pelea y solo este imitando el estilo.


—Como todo Damphir, posee habilidades de vampiro que —como dicta su naturaleza— es el principal impulsor para poder darles caza.
—Se ha olvidado tanto del rostro de su madre como de su padre, si es que alguna vez realmente logro recordarlos o memorizarlos.
—Considerado un prodigio, a pesar de haber crecido los primeros años de su vida en la calle, cuando se hubo incorporado a las instituciones estatales de educación nunca presente problemas para acostumbrarse, adecuarse y aprender; por el contrario, pudo tomarlo con especial naturalidad.
—Cuando su madre murió, Shintarou logro conseguir por sí mismo la protección y el cuidado de una mujer del Parlamento, Madame Lamour. La misma aseguro su estudio y preparación.
—Si bien tiene muchas cualidades para ser un miembro más en el Centro de Investigaciones de Euphium, este nunca le ha presentado un verdadero interés. El motivo por el cual termino como un doctor de preparatoria no ha sido más que un capricho suyo y la presentación de oportunidades que tomo según su idea en el momento.
—No ha tomado muy en cuenta la caza de vampiros, dada su naturaleza, por el contrario la ha pasado por algo y dejado en último lugar de su lista. Sin embargo está perfectamente preparado para un enfrentamiento con tales criaturas, y de cualquier tipo.
—Un luchador excepcional, ha sido entrenado y preparado durante su adolescencia únicamente para no depender de algún tipo de organización o entidad militar. Depender de alguien nunca fue una opción para él.
—Odia los gatos, los mismos suelen rasguñarle ni bien le ven. Suele evitarlos.
—Con una altura aproximada de 1,95 metros, Shintarou se ha vuelto una figura imponente e intimidante dentro de la escuela; a pesar de que no suele salir demasiado de la enfermería.
—Pocas veces se puede ver algún cambio en sus facciones, conservando una perpetua mascarada de indiferencia, es difícil saber lo que por su mente transcurre.
—Debido a una dificultad en su vista, usa lentes permanentes. Durante un tiempo, en su juventud, intento usar las lentillas de contacto; pero estas solo irritaban los ojos.
—Muchas veces le han dicho que tiene un acento particular, raro, extraño.
—Difícil de intimidar, no es un hombre que pueda dejarse llevar fácilmente por sus emociones, las cuales parecen encerradas en su interior sin posibilidades de salir. Muchos creen que no siente nada.
—Aunque no suele admitirlo ni para sí mismo, existen ocasiones en las que se siente particularmente solo.
—Cuando conoció a Takao le pareció un idiota. Ahora le parece un curioso idiota acosador.
—Realmente no le resulta molesto o desagradable aquella actitud de Takao por acosarlo, incluso suele contar las veces que visita la enfermería durante el día, anotando los resultados en una pequeña libreta guardada perfectamente en su escritorio.
—Sufre de un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), desde mañas, costumbres, gestos y hasta el control total sobre su entorno. Siendo un ser tan frívolo y calculador, suele tener en perfecto orden su alrededor, tanto área de trabajo como su departamento.
—Como hobby practica ajedrez, baloncesto y algo de fútbol.
—No sabe cocinar, nada, absolutamente nada. Ni agua. Simplemente no tiene maña para cocinar.
—En algunas ocasiones se le pueden notar vendas en sus dedos, ocasiones únicas en las que debe tratar a algún estudiante o revisarlos. No es ninguna lesión o dificultad en su tacto, simplemente no toleraba un contacto directo con la piel de otras criaturas. Aunque algunos lo atribuyen a un TOC.
—Un gran pianista. Sin la necesidad de estudiar o prepararse, pudo aprender tan magnifico arte por su propia cuenta. Aun suele visitar a Madame, únicamente para poder tocar el hermoso piano de cola en la mansión de la mujer.
—Nació el día 7, del mes siete; Julio.
—Es de Cáncer.
—Odia perder, considera un fracaso que debe volver a superar.
—Es considerado Japonés, por una medida únicamente racional, sin embargo su lugar exacto de nacimiento es desconocido.
—Nunca ha comprendido, o le interesa comprender, porque nadie es capaz de sostenerle la mirada a Takao. Él, por el contrario, lo ha logrado. Admite para sí que le gustan los ojos del menor.
—Habla un perfecto francés, inglés, alemán, italiano, español, japonés, portugués, ruso y chino.
—Vive en un departamento de alta clase en el centro de la Zona Residencial.


Midorima Shintarou
Kuroko no Basket