Rokudo Mukuro | ID

Rokudo Mukuro
28 años aparentes | reales desconocidos
Masculino
Pansexual
Nigromante
Mafioso
Italiano
Lucinthul


Sonríe, le ves extender sus labios en una tétrica sonrisa que hiela tu sangre, que estremece tu cuerpo y sabes que nada bueno ha de legar. Cuando sus ojos brillan, vacíos, muertos, solo ves las profundidades del abismo, del infierno, el dolor envolviéndote en una frágil manta que no te deja ir. Guarda silencio, espera, no te alteres; no grites cuando las puertas del infierno se abran a tus pies arrastrándote al fuego eterno de la perdición. No supliques, no ruegues por la piedad que no te tendrá, porque lo veras desde lo alto, observándote, analizándote, burlándose de tu desdicha. No llores, ni pidas la clemencia de la que no tiene conocimiento, porque solo empeorara, porque solo lo incentivas, alimentas su retorcida diversión. Y estremécete cuando escuchas su risa, sobre tu oreja, soplado su frio aliento; sufre cuando comprendas que, aquel infierno, es solo una fracción de su retorcida imaginación.

Mukuro es una ilusión, una figura que se mueve entre la realidad y la facción, entre un mundo tangible y la más mórbida imaginación que una criatura pudiera tener. No busques la lógica cuando trates con un ser que ha perdido la cordura entre paredes blancas, no busques objetivos en un hombre movido por naturaleza, por capacidades básicas como lo son el poder, la posibilidad, la habilidad; porque su objetivo es incierto, perdido entre las lagunas de mórbidos cadáveres que le rodean en sus mejores días. Vele sonreír sin motivos aparentes, chistes que solo su mente puede entender, situaciones que solo sus pensamientos pueden ver como motivo de burla. No conoce de compasión, de empatía o clemencia; a pesar de que te sonría, de que sus gestos demuestren una mínima educación de la que muchos en aquel basurero carezcan. No te confíes, porque es un gran actor, tenlo por seguro. Sonríe de la forma más amable, con gestos sutiles, con movimientos medidos y palabras dulces te engatusa, te seduce para que le acompañes en su infierno personal; adelante, que en las ilusiones se esconde la verdad y de aquella realidad las ilusiones nacen.

¿Qué ves? Una criatura que ni siquiera puede tener una identidad precisa. La mentira y la verdad no son más que una parte de una misma ilusión, una mentira que esconde la verdad, la verdad que se viste de mentira ¿Cómo confiar en las palabras de este ser tan mórbido? No puedes ver más allá de unos vacíos ojos que te observan con diversión, eres su juguete nuevo con el que jugara hasta hartarse; hasta que te desbarates en pedazos entre sus dedos. Es burlón, sarcástico, irónico; no perderá la oportunidad de humillarte, de destruir la poca autoestima que durante años pudiste reunir. Y no se da aires de grandeza ¡por favor! Él es el insecto más mundano de este mundo, la serpiente rastrera, aquella que no tiene motivos más que el continuar aquel pútrido camino hasta su inminente final pero ¿sabes algo? Es la serpiente que se enredara en tu cuello hasta arrancarte el último aliento de tu cuerpo ¿Preguntas porque? ¡Porque puede! Porque a sus ojos no eras más que un insecto, meras basuras que tiene la oportunidad de eliminar, que puede pisar, que puede destruir entre sus dedos; porque no le importas, no te tiene empatía, no le importas.

Puedes verlo como lo que muestra, con la sonrisa entre sus labios, con aquel andar orgulloso, seguro de sí mismo, que no le teme al devenir ¿porque ha de temer? ¿Qué hay en el horizonte que pueda ser motivo de su temor? ¡Nada! Demonios, exorcistas, sagrados lo que venga no son más que criaturas de igual o mayor poder al suyo que intentaran darle final ¿y si no? Sino él les dará final. Un juego sin fin en el que el más fuerte, el más adepto es quien sobrevive ¿no? No es para débiles, ni para sensibles. Él no te mostrara misericordia, así como no se la tuvieron.

Por otro lado, un poco más casual, es bastante educado si lo escuchas con atención. Aquel tono amable que te atrae, esos gestos que muchas veces parecen tics adquiridos e incluso los movimientos con el que te seduce. Juguetón, travieso y bromista; muchos pueden atribuirlo al niño que nunca fue. El retorcido y dañado niño que quedo encerrado entre las paredes de un laboratorio, aquel sollozante niño que clama por la piedad que no conoce. Aquel que extiende sus brazos esperando la salvación solo para ser hundido en la oscuridad, en el dolor, en la miseria. Aquel que dio origen al infierno, aquel que es rodeado de las más mórbidas ilusiones; aquel que ha hecho del infierno su paraíso personal. Aquel que se sumerge en sus propias ilusiones, un mar in parable que arrasa con todo a su alrededor ¿Psicópata? ¿Sociópata? Son solo apelativos más para este hombre.

Pero no te confundas, es astuto, es escurridizo, inteligente. Un genio, lo que pudo haber sido. Una mente rápida, agila, sin tropiezos, que se mueve a grandes velocidades ¿Qué puede pasar por su mente cuando sus ojos se fijan en ti? El cómo matarte, el cómo se escucharan tus gritos en las profundidades de tu mente, en tus ojos, en tus gestos, en cómo debe sonreírte, lo que le dices, cada efímero detalle que puedas entregarle con una palabra de mas, con un gesto extra. Todo eso puede pasar en su mente en tan solo unos instantes de conversación ¿hace falta una conversación? Tal vez ni eso. Porque puede ver a través de ti, puede ver lo que tus ojos se empeñan en ocultar, el miedo que recorre tu sistema cuando sus labios se extienden en una tétrica y escalofriante sonrisa.

Ahora pregunta; ¿Por qué sonríes Mukuro?


Un experimento, eso eres. No hay más que eso. Un mero humano que se vio reducido a un animal de laboratorio, un sujeto de pruebas, un número entre filas de sujetos en tu misma situación ¿Qué hubo antes? Sino el vacío, la inconsciencia, la nada. Naciste en aquel lugar, creciste en aquel lugar. Te consumiste entre las cuatro paredes de una fría habitación donde, día tras día, solo esperaban por los nuevos exámenes que te sumiría en la agonía más profunda. Recuerdas tus primeros gritos, las suplicas incesantes que deseabas fueran escuchadas, recuerdas sus fríos rostros mientras ignoraban tus lágrimas de impotencia ¿tú en que les importabas? Solo eras un cuerpo más a su disposición. Con el tiempo aprendiste que las lágrimas solo les satisfacía, que sus gritos solo los incentivabas, que tus suplicas eran los cantos de los ángeles para aquellas inmundas criaturas que solo veían en ti un cuerpo inerte. Al final, el dolor fue parte de ti, una constante a la que terminaste acostumbrándote.

Ahora, dime, ¿te duele? Ya no, sé que ya nada te duele. Te cortan, te inyectan, te golpean, te aplastan. No hay gritos, no hay lágrimas, no hay suplicas. Solo el vacío. La ilusión de un cuerpo humano; la ilusión de una criatura viva. Te has vuelto una figura vagante entre las blancas paredes de aquel infierno, te has convertido en un observador de aquellas espectrales figuras que se mueven a tu alrededor. Ya no hay el dolor, no hay el sufrimiento, la agonía se ha vuelto un lejano sueño que solo te trae recuerdos, ni buenos ni malos, solo recuerdos. Ahora dime, Mukuro, ¿Por qué sonríes? En medio del dolor; sonríes. Extiendes tus labios en una burlona mueca, tétrica, profunda, siniestra; haz caído, se nota, se ve. Lo demuestras. Tu cordura se ha evaporado al igual que el dolor, tu razonamiento se pierde entre el blanco espectral que te rodea.

Y la sangre es el vital líquido que mancha tus manos.

Las blancas paredes… rojas paredes se vieron reemplazadas por las despiadadas calles de Euphium, que posteriormente te llevaron hasta Sibenton ¿Cómo has llegado hasta allí? Un joven que apenas tiene noción del exterior, que apenas conoce rasgos mínimos de una ciudad que se consume en su propio infierno. El sol, por primera vez, pegando en tu rostro. Pero sigues sin sentir nada, no te provoca nada; res un cascaron vacío que busca con que ser llenado. No han dejado más que una mera coraza que, sin voluntad, se mueve llevada por la diversión, por la curiosidad, por solo la capacidad de avanzar ¿Qué hay en el horizonte? Si no es la incertidumbre; la ilusión de una vida.

Al final la adrenalina ha sido tu sustento, tu mantenimiento, tu incentivo para continuar en la pútrida vida que te ha tocado vivir. Y avanzas, continuas avanzando; los golpes ya no te dañan y solo sonríes, como aquella vez, como aquella noche en donde llegaste a la salida de aquel infierno de blancas paredes. Los negocios ilícitos no han sido más que un juego al que has probado ser de los mejores, pequeños acertijos que han mostrado en ti al genio que nunca fue y, aun latente, surge para mostrar su peor cara. Pero has mejorado, por supuesto; ahora eres un cazador. Ahora el dolor no es el que te consume, no caes ante la agonía; ahora tu consumes a los pobres en tu dolor, en tu agonía, les muestras el infierno que en tu interior descansa ¿y porque no? ¿Qué piedad has de tenerles?

¿Qué piedad te tuvieron? Nada, nula, efímera. Inexistente. Es solo un juego, uno de donde solo el más fuerte, el más hábil, el más capaz puede continuar adelante. Y te has hecho de caminos, de contactos, de lazos efímeros que se rompen cuando tensas la cuerda. Pero ¿eso que importa? No son más que marionetas, juguetes que usas a tu antojo, a conveniencia, a placer. Porque eres un cascaron vacío que se mueve por el placer de hacerlo, por la capacidad de avanzar; porque tú eres la marioneta que, libre, esparce la miseria que guardaron en tu interior.

Dime, Mukuro ¿Por qué sonríes?


Ilusión. Es la capacidad para alterar o engañar la percepción de los demás a través de manipulaciones visuales, auditivas o efectos producidos al comprender la mente ajena. Algunas ilusiones son tan fuertes que pueden volverse reales para quienes son las víctimas de las ilusiones.
Es capaz de darle vida a los mas terroríficos escenarios que su mente pueda crear. Su propio infierno es en el que encierra a sus enemigos, dejando que se consuman en la miseria en la que él es el dueño. Consiste en nublar los sentidos de las personas para que puedan ver y sentir lo que desea. Esta habilidad puede envolver a un gran numero de personas.
Esta habilidad se limita a cierto espacio en especifico, es decir, a una habitacion. Fuera de esta la ilusión deja de tener poder. Por otro lado, y debido a su pasado, el control sobre sus poderes muchas veces puede salirse de control. Sobre exigiéndose es como su ojo rojo empieza a sangrar y drena su fuerza.


—Asesino, mafioso, delincuente, traficante, negociante. No son más que títulos, actividades cotidianas que componen el trabajo que realiza en Lucinthul. Sin importar el que, el cómo y hasta donde es lo que importa; lo que le importa. Mientras le divierta continuara su camino.
—Trabaja en una de las mafias más influyentes de Lucinthul, aunque de una forma más independiente, puesto que no obedece órdenes directas del líder. Simplemente le aburre, lo cree idiota y lo ha dejado vivo por mero disfrute.
—The Ilusionist. No es un apodo dado al azar, entregado por sus habilidades, por sus poderes, los cuales han demostrado centrarse en la creación de ilusiones, una rama, una efímera fracción de las escalofriantes creaciones de su mente enferma. A más de un enemigo ha destruido solo consumiendo su mente en las pesadillas que, diariamente, pasan por sus pensamientos. Al final, lo que se ve de él puede ser una mezcla exacta entre la realidad y la ilusión.
—Loco, lunático, demente, desquiciado, marginado, psicópata. Otros tantos títulos con los que lo han apodado, aquellos que solo le han sacado una sonrisa socorra. En especial mientras ve los cuerpos inertes de aquellos valientes que se los pusieron.
—Como arma, también como un canalizador de su poder, posee un tridente que siempre lleva consigo. Tiene dificultades para usar sus poderes sin este, descontrolándose y terminando lastimado en el proceso. Consecuencias de las experimentaciones en él.
—No tiene reacción al dolor, por el contrario, este parece sacarle una risa. Aunque ha negado ser masoquista. No disfruta el dolor; simplemente no lo siente.
—Sufre de heterocromía. Los colores de sus ojos son diferentes; el derecho de un profundo color rojo carmín, el izquierdo de un brillante color azul mar.
—En su ojo derecho se presentan los kanji del 1 al 4, en japonés.
—Muchos atribuyen su peinado a la forma de una piña.
—Tiene un gato negro, el cual tomo de la calle, el cual llama Valy, en honor –y broma– de un prostituto de Paradisium.
—Tiene una fijación por Valafar Kahlfuss, a quien ocasionalmente va a ver a su trabajo en Paradisium.
—Actualmente vive con Valafar, su gemelo [no le resulto tan divertido como el primero] y la pareja de este último [idiota].
—Tiene una risa bastante singular que asemeja un “Kufufu”.
—Fumador ocasional.
—En el último tiempo ha dejado crecer un largo mechón en su nuca, el cual puede llegar hasta la parte baja de su espalda.
—Suele vestir con ropa semi formal.
—Tiene cuatro perforaciones en su oreja derecha. Y dos en la izquierda. Las ha hecho por mero interés y gusto personal.
—Cuando se aburre suele dejar sus ilusiones libres, lo que crea terroríficas escenas a su alrededor que, a su parecer, son arte.
—Fue un experimento en los laboratorios generales de Euphium, escapo asesinando a todos en aquel lugar luego de un ataque. Simplemente había perdido noción de sí mismo, sus poderes se descontrolaron y, cuando se dio cuenta, estaba rodeado de cadáveres ¿Qué si se arrepiente? No. Lo volvería a hacer. Pero seguramente peor.
—Tiene un búho de mensajero; Mukurou ¿Qué? ¿Algún problema con el nombre?
—Muchas veces lo han tachado de demonio pero ¿Qué tan lejos puede estar?
—Necromantico desde nacimiento. Su padre abandono a su madre cuando supo del embarazo, este cayo en mano de los científicos; he ahí el motivo por el que ha nacido en aquel asqueroso lugar.
—Detesta las habitaciones blancas. Puede sufrir un ataque en estas, alterarse, descontrolarse. Simplemente no las soporta.
—Olvido la edad que tiene, pero le basta la aparente ¿Qué importan los años si lo que se dejan son las huellas en la tierra?
—Su nombre, para muchos les hace pensar que es japonés, sin embargo no es más que el que eligió en una de las tantas noches en aquel laboratorio.
—Su número de identificación, numero de sujeto, era; 696669.
—Aún conserva su viejo apartamento en las zonas más lujosas de Lucinthul.  
—Como el gato negro, dicen que trae mala suerte, ¿tú que crees?


Rokudo Mukuro
Katekyo Hitman Reborn!
Kufufu~